Purga en los servicios secretos de Polonia

El Gobierno destituye a los espías que acusaron al ex primer ministro Oleksy de colaborar con el KGB

"Yevgeni Primakov [ministro ruso de Exteriores] debe tener quemaduras de tercer grado en las manos de tanto frotárselas de contento al ver la crisis de los servicios secretos polacos", afirma un experimentado periodista de Varsovia ante la crisis que vive Polonia tras el frustrado intento de acusar al ex primer ministro Jozef Oleksy (ex comunista) de colaboración con el KGB.El pasado diciembre en vísperas de abandonar la esidencia, Lech Walesa manejó desde la sombra los hilos que sacaron a la luz el expediente que relacionaba a Oleksy con el espionaje ruso. Pero los servicios secretos no logra...

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"Yevgeni Primakov [ministro ruso de Exteriores] debe tener quemaduras de tercer grado en las manos de tanto frotárselas de contento al ver la crisis de los servicios secretos polacos", afirma un experimentado periodista de Varsovia ante la crisis que vive Polonia tras el frustrado intento de acusar al ex primer ministro Jozef Oleksy (ex comunista) de colaboración con el KGB.El pasado diciembre en vísperas de abandonar la esidencia, Lech Walesa manejó desde la sombra los hilos que sacaron a la luz el expediente que relacionaba a Oleksy con el espionaje ruso. Pero los servicios secretos no lograron presentar ante los tribunales pruebas válidas contra el ex jefe del Gobierno, y desde el propio Gobierno de Varsovia se acaba de emprender un amplio ajuste de cuentas contra los espías que traicionaron a sus superiores. Al destapar la caja de los truenos, parte de la clase política polaca ha recurrido a la filtración de documentos clasificados en una despiadada lucha por el poder.

El pasado lunes, un mes después de que un fiscal militar archivara el caso Oleksy por falta de pruebas, el nuevo jefe de los servicios secretos, Andrzej Kapkowski, decidió destituir a cuatro altos cargos responsables de la investiga ción sobre el ex primer ministro. Según un político de la oposición que también e s miembro de un comité consultivo del Ministerio del Interior, se trata de la primera fase de una purga de mayores di mensiones que tiene por objeto someter los servicios secretos polacos al control del los socialdemócratas (en el poder) frente a los espías de la vieja guardia.

Entre los expulsados del servicio figuran el jefe del espionaje polaco, el general Bogdan Libera, y el super espía polaco, Marian Zacharski. Este último se hizo famoso en los años ochenta por haber facilitado al KGB los detalles de a construcción de los misiles norteamericanos Patriot. Fue condenado a cadena perpetua ras su detención en EE UU, 1983, pero acabo siendo canjeado en 1987 por varios espías alemanes detenidos y condenados en los países de] floque soviético.

Zacharski fue el agente responsable de la investigación el caso Oleksy. En el marco de sus labores, se entrevistó en Mallorca con el agente ruso VIadimir Alganov en julio del año pasado. La grabación de esta conversación debería haber sido una de las pruebas fundamentales contra Oleksy. Durante la conversación, Alganov -que fue funcionario de la Embajada soviética (luego rusa) en Varsovia- replicó con sorpresa a una pregunta sobre la supuesta colaboración de Oleksy con el KGB. "¿Cómo os habéis enterado, dijo, siempre según la versión de Zacharski.

Sin embargo, estas palabras de Iganov no quedaron grabadas en la cinta magnetofónica "por razones técnicas". El superespía alegó que se le había acabado la - cinta. Además, los servicios secretos polacos tradujeron mal un documento escrito en ruso, según el cual Oleksy habría pasado al KGB información clasificada sobre la seguridad nacional de Polonia. Estos y otros fallos de los espías polacos fueron criticados públicamente por el fiscal militar.

Por su parte, el fiscal también echó una mano a Oleksy durante un interrogatorio al facilitarle el nombre de un agente doble ruso que colaboraba con los espías polacos. Pocos días después de que el fiscal reconociera su error y sus superiores abrieran una investigación en su contra, el documentó en el, que aparecía el nombre del agente doble aparecía publicado en la prensa.

La lucha interna dentro de los servicios de contraespionaje no sólo ha provocado esta filtración. El semanario sensacionalista Nie (próximo al ala radical de la izquierda ex comunista polaca) publicó hace escasos días un documento secreto relativo a las negociaciones entre Polonia y el Vaticano sobre el concordato. La misma revista ha amenazado también con publicar el texto de un acuerdo secreto entre el Ministerio del Interior polaco y la CIA.

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