Tribuna

El día de Antic

Salida en tromba. La tensión de los últimos seis días rompió en un ansía favorable para el Atlético. Su salida fue intimidadora en tromba. Un fútbol confuso y desordenado, pero eso no importaba. Lo que importaba para el Atlético era acobardar al Albacete, informarle lo antes posible. de que cualquier intento sería inútil. Y lo consiguió.Quince minutos. Cualquier duda que pudiera caber se disipó en el minuto 15, cuando cayó el primer gol. Una vez más, el toque de Pantic a balón parado. El toque de distinción de este equipo.

Vamos a ver a Kiko. Será la frase favorita ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Salida en tromba. La tensión de los últimos seis días rompió en un ansía favorable para el Atlético. Su salida fue intimidadora en tromba. Un fútbol confuso y desordenado, pero eso no importaba. Lo que importaba para el Atlético era acobardar al Albacete, informarle lo antes posible. de que cualquier intento sería inútil. Y lo consiguió.Quince minutos. Cualquier duda que pudiera caber se disipó en el minuto 15, cuando cayó el primer gol. Una vez más, el toque de Pantic a balón parado. El toque de distinción de este equipo.

Vamos a ver a Kiko. Será la frase favorita el año que viene: "¡Vamos a ver jugar a Kiko!". Inteligente, profundo, atento y además artista. Un jugador de los que le hacen a uno salir de casa ilusionado.

Más información

Vigo. Las noticias de Vigo perdieron pronto interés. El Valencia se agarrotaba por los nervios, Zubizarreta salvaba el marco: daba igual. Mijatovic marcaba justo antes del descanso: daba igual. Milojevic empataba en el minuto 89: daba igual. La Liga se cocía en otra olla. Se cocía en agua del Manzanares.

Un líder. Antic. Llegó a un equipo que llevaba dos años coqueteando con la promoción. Aportó trabajo, orden y liderazgo. Se sacó de la manga a un tal Pantic y obtuvo de todos sus titulares, salvo Penev, que siempre hay una excepción, el mejor rendimiento posible. Ha habido casos como los de Solozábal o Kiko de verdadera resurrección. Atento a todo, distribuyó elegantemente los cambios para que Roberto, Biagini y Tomás disfrutaran también de la fiesta. Se lo habían merecido. Fue el día de Antic.

Alirón. Un grito, una fiesta, una sensación distinta a cualquier otra. Es una especie de hilo invisible que cose el fútbol de todas las épocas, una emoción que vuelve cada primavera para premiar al mejor. Porque la Liga está bien inventada y no caben errores. Al final de tantos partidos, de tantas lluvias y tantos soles, de tantos viajes, de tantos errores arbitrales, de tantos tiros al palo, de tantos goles marcados o fallados, la cuenta cuadra: siempre gana el mejor.

Archivado En