Cartas al director

Insolidaridad

Permítame por estas líneas expresar el inmenso dolor que para una madre ha supuesto la pérdida de su hijo, agudizada al saber la insolidaridad humana que envolvió su trágico fin.Mi hijo falleció a consecuencia de un accidente de tráfico que, ocurrió el pasado 17 de marzo entre las 22.15 y las 22.30 en la carretera que va desde Cózar a Valdepeñas (iba en el asiento del copiloto). Yo sé que para las frías estadísticas no deja de ser una víctima más de la carretera y, en parte, hasta yo lo asumo. Pero lo que me cuesta asumir, y es por lo que me he decidido a escribir a su periódico, es que haya e...

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Permítame por estas líneas expresar el inmenso dolor que para una madre ha supuesto la pérdida de su hijo, agudizada al saber la insolidaridad humana que envolvió su trágico fin.Mi hijo falleció a consecuencia de un accidente de tráfico que, ocurrió el pasado 17 de marzo entre las 22.15 y las 22.30 en la carretera que va desde Cózar a Valdepeñas (iba en el asiento del copiloto). Yo sé que para las frías estadísticas no deja de ser una víctima más de la carretera y, en parte, hasta yo lo asumo. Pero lo que me cuesta asumir, y es por lo que me he decidido a escribir a su periódico, es que haya estado tumbado en la carretera más de media hora sin que nadie (salvo una única persona, para la que no tengo palabras de agradecimiento), y pasaron muchos coches, se dignara echar una mano a un ser humano que agonizaba. Conociendo las lesiones que sufrió, creo que el fin de mi hijo era inevitable y que a veces no podemos ayudar a los accidentados por carecer de conocimientos médicos, pero qué poco hubiera costado una presencia a su lado tan sólo para decirle palabras de aliento y cuánto hubiera agradecido esta madre esa compañía.Vivimos en una sociedad carente de solidaridad con los más próximos, y eso es lo que con estas palabras quiero recalcar. Quisiera decirles a todas esas personas que pasaron y no pararon cuánto lamento que no hayan tenido el valor necesario para ser humanos.No quiero dejar de agradecer, por otro lado, la maravillosa ayuda que nos prestó tanto a mis otros hijos como a mí, el personal de enfermería del hospital de Valdepeñas, con cuánta dulzura trataban de hacernos sobrellevar tan terrible situación. Mi reconocimiento más profundo para ellas, así como para el número de la Guardia Civil que nos esperó hasta bien entrada la madrugada en el hospital para referirnos lo que había acontecido.

Con esta carta deseo hacer un llamamiento a la bondad humana y que ninguna madre, en casos como el mío, vea además aumentado su dolor sabiendo que un hijo suyo falleció sin nadie que, al menos, le hiciera compañía.

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