FÚTBOL: 37ª JORNADA DE LIGA

El Betis no soporta el exilio

El Sporting encontró un partido cómodo y logró oxígeno

El exilio del Betis fue un placer para el Sporting de Gijón. Tras el éxodo de más de20.000 aficionados béticos, Málaga fue tierra de promisión para el equipo asturiano, que se encontró con un partido comodísimo y recibió una inyección de oxígeno que posiblemente pueda ser suficiente para mantenerse vivo en Primera División. Los tres puntos conseguidos en La Rosaleda le alejan de la promoción y le permiten encarar con cierta tranquilidad el tremendo calendario que le queda por delante. El Betis, por el contrario, no sólo no pudo vivir un exilio dorado, sino que su sueño de volver a estar en Eur...

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El exilio del Betis fue un placer para el Sporting de Gijón. Tras el éxodo de más de20.000 aficionados béticos, Málaga fue tierra de promisión para el equipo asturiano, que se encontró con un partido comodísimo y recibió una inyección de oxígeno que posiblemente pueda ser suficiente para mantenerse vivo en Primera División. Los tres puntos conseguidos en La Rosaleda le alejan de la promoción y le permiten encarar con cierta tranquilidad el tremendo calendario que le queda por delante. El Betis, por el contrario, no sólo no pudo vivir un exilio dorado, sino que su sueño de volver a estar en Europa la próxima temporada empieza a convertirse en una pesadilla, aunque ayer se vio favorecido por los resultados de sus rivales directos.Quizá lo más preocupante de lo ocurrido en Málaga fue la endeblez de carácter mostrada por el conjunto de Serra Ferrer y su nula capacidad de reacción.

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Una genialidad de Kowalczyk un minuto después de encajar el segundo gol dejó al Betis dentro del partido. El juego bético carecía de continuidad, y el Sporting mantenía sus posiciones defensivas con comodidad. En un robo de balón en el centro del campo llegó el tercer gol, obra de Julio Salinas.

En el descanso, Serra Ferrer retocó todo el equipo. Dio entrada a Stosic y Cañas, y retrasó a Jose Mari a la defensa. Pero ni por esas. El Betis seguía perdiendo el balón con facilidad. Uno de estos balones robados llegó a pies de Ledhiakov que lo llevó con pasmosa tranquilidad hasta la línea de fondo, desde donde cedió a Julio Salinas para que este pusiera la sentencia definitiva a los 52 minutos.

Según fueron pasando los minutos, la decepción fue en aumento entre los 20.000 béticos que desde primeras horas de la mañana habían llenado de alegría las calles de Málaga.

Al final no les quedó más que dar una lección de gallardía y aplaudir la lección de fútbol sencillo y directo dada por el Sporting.

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