GENTE

NO ESCUPlÓ AL SALIR

Alberto Tomba, de 29 años, campeón de esquí -aunque con los fotógrafos se comporte más bien como si lo fuera de boxeo-, abandonó como suele el Arma de Carabineros, cuerpo en el que llevaba 10 años y del que era suboficial (véase EL PAÍS de ayer). En su mejor línea de estrecha relación con los periodistas, Tomba, que a partir de ahora ya no podrá usar su distintivo militar para, por ejemplo, saltarse semáforos o evitar guardar cola en los atascos de tráfico, impidió el paso a las cámaras de televisión y reporteros gráficos al acto de despedida, que se celebró en Roma, en el cuartel general ...

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Alberto Tomba, de 29 años, campeón de esquí -aunque con los fotógrafos se comporte más bien como si lo fuera de boxeo-, abandonó como suele el Arma de Carabineros, cuerpo en el que llevaba 10 años y del que era suboficial (véase EL PAÍS de ayer). En su mejor línea de estrecha relación con los periodistas, Tomba, que a partir de ahora ya no podrá usar su distintivo militar para, por ejemplo, saltarse semáforos o evitar guardar cola en los atascos de tráfico, impidió el paso a las cámaras de televisión y reporteros gráficos al acto de despedida, que se celebró en Roma, en el cuartel general de los Carabineros, en presencia del comandante del arma, general Luigi Federici. Alberto, que recibió como recuerdo de su paso, más bien nominal que otra cosa, por los Carabineros el busto de uno de ellos, no pudo evitar a la salida la pregunta, basada en algunas alusiones suyas no muy lejanas, de si ahora dejará también el esquí. No respondió, pero tampoco escupió, lo cual, viniendo de él, ya es, mucho.-

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