Editorial:

Epístola de Anguita

EN LUGAR de responder a las críticas emanadas de sus propias filas tras los malos resultados, electorales de Izquierda Unida (IU), Anguila ha remitido sus reflexiones poselectorales al secretarío general del PSOE. El coordinador general de IU, que culpó del "avance insuficiente" de su formación a factores externos a la estrategia por él desplegada, amenazando con irse si se modificaba, reitera en la epístola difundida ayer su discurso tradicional, aunque acaba tendiendo una génerosa, mano a González: está dispuesto a dialogar con los socialistas siempre que éstos renuncien a sus erróneos plant...

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EN LUGAR de responder a las críticas emanadas de sus propias filas tras los malos resultados, electorales de Izquierda Unida (IU), Anguila ha remitido sus reflexiones poselectorales al secretarío general del PSOE. El coordinador general de IU, que culpó del "avance insuficiente" de su formación a factores externos a la estrategia por él desplegada, amenazando con irse si se modificaba, reitera en la epístola difundida ayer su discurso tradicional, aunque acaba tendiendo una génerosa, mano a González: está dispuesto a dialogar con los socialistas siempre que éstos renuncien a sus erróneos planteamientos y abracen la línea correcta. Naturalmente, la que define el propio Anguila.Diego López Garrido, Sartorius, Rafael Ribó, entre otros, han ofrecido una visión más realista de los resultados -que mantienen casi invariable la relación de tres votos socialistas por cada voto de IU- y adelantado algunos de los motivos que explicarían ese estancamiento. Ninguno de ellos plantea, como quisiera el sector más dogmático de la dirección de IU, supeditar su estrategia a la de los socialistas o, mucho menos, su ingreso en el PSOE.

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Pero esa acusación, la de ser "submarinos del PSOE", quintacolumnistas, es la que vienen deslizando desde hace años los teóricos de la pinza: los que hace tres años llegaron a la conclusión de que para que ganase Aznar era preciso que Anguila arrebatara una parte significativa del voto socialista; los mismos que convencieron al secretario general del partido comunista de que el futuro sería suyo si ganaba Aznar.

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Lo que los críticos sostienen es que la teoría que equipara a los socialistas con el PP es un esquematismo que sólo favorece a la derecha. Recuerdan que la consigna de 1991 de "cerrar el paso a la derecha" se convirtió en 1995 en la de "cerrar el paso al PSOE": en Andalucía, por ejemplo, donde Luis Carlos Rejón se ha limitado a llevar hasta sus últimas consecuencias la doctrina de Anguila sobre las dos orillas. Pero también en otras comunidades, como Asturias,y en numerosos ayuntamientos. Frente al argumento del coordinador general que atribuye los insatisfactorios resultados a la bipolarización creada por la campaña, los críticos se preguntan por qué el electorado de izquierda no ha considerado útil votar a IU para frenar a la derecha.

Anguita no contesta a ninguna de esas objeciones. De su epístola parece deducirse que sigue creyéndose lo que le cuentan los teóricos de la pinza, incluyendo la idea de que la pinza es un invento de otros para desacreditarle: del felipismo y sus "abundantes canales de influencia", empeñados en "criminalizar a IU".

Esa criminalización pretendería culpabilizar a la coalición, de manera que se ejerza "desde la calle y los canales afines" al PSOE una "presión insoportable" para que preste su apoyo gratis a un Gobierno presidido por González. Esa retorcida teoría parece destinada a acreditar la idea de que IU, como prometió en campaña, "decide": sus 21 escaños serían necesarios a González para conformar una mayoría PSOE-IU-CiU. En fin, Anguila ni siquiera parece sospechar que la insistencia del PP en condicionar su participación en un debate televisivo, a la presencia del coordinador general de IU sólo pretendía evitar cualquier debate con González.

IU obtuvo en las europeas de 1994 el 13,5% de los votos, mientras que el PSOE no pasaba del 30%. Anguila debió ver tan cerca el sorpasso que fue por entonces, en el verano de 1994, cuando formuló la teoría de las dos orillas. Los genios que aquellos días le halagaron y más tarde convencieron, en una cena con Aznar, de que el futuro era suyo no estarán el sábado en la reunión del Consejo Político de IU para responder a la exigencia de explícaciones que le plantearán los que no se tragaron el anzuelo.

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