Los tropiezos de una empresa que no supo crecer

Como otras tantas empresas, la constructora Huarte nace de la unión de dos familias -Huarte y Malumbres-, que configuran la razón social de la sociedad constructora en el año 1927 en Pamplona. De su desarrollo quedan muestras en todo el territorio nacional, y obras de renombre como los Nuevos Ministerios de Madrid, la estación de Chamartín y las Torres de Colón, en Madrid. Además, está en su haber la autopista de Navarra, la de León-Campomanes. También ha construido las plantas de Ford en Almussafes (Valencia) y General Motors en Figueruelas (Zaragoza). El desarrollo sostenido que logró en var...

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Como otras tantas empresas, la constructora Huarte nace de la unión de dos familias -Huarte y Malumbres-, que configuran la razón social de la sociedad constructora en el año 1927 en Pamplona. De su desarrollo quedan muestras en todo el territorio nacional, y obras de renombre como los Nuevos Ministerios de Madrid, la estación de Chamartín y las Torres de Colón, en Madrid. Además, está en su haber la autopista de Navarra, la de León-Campomanes. También ha construido las plantas de Ford en Almussafes (Valencia) y General Motors en Figueruelas (Zaragoza). El desarrollo sostenido que logró en varias décadas le convirtió en el principal constructor de hospitales de España.Pero en el año 1985 la empresa se mete en un túnel, como consecuencia de las dificultades económicas en las que se inmiscuye por la crisis de Venezuela, país en el que mantenía una fuerte actividad. Las pérdidas están a punto de llevarle a la suspensión de pagos. Entonces la facturación era de unos 30.000 millones de pesetas. El 19 de diciembre de 1985, en plena crisis, se firmó la transferencia del 50,3% de las acciones de, la familia Huarte en la empresa del mismo nombre a un grupo inversor Transworld Construction Inc, Mario Caprile y otros. Los bancos aprobaban una quita del 55% de la deuda y daban aire a la empresa. La sorpresa saltaba al conocerse que Caprile era socio de Transworld.

En octubre de 1986, Caprile entra en Huarte a través de Hispano Alemana de Construcciones (HASA), que procedía de Rumasa. Fue el comienzo de dificultades. El 31 de octubre de ese año, Transworld es la propietaria de HASA y del 28% de Huarte. El destino de ambas empresas se une e intentan caminar juntas. Pero las dificultades se acrecientan en medida en que diversifican sus negocios hacia el sector inmobiliario. Construyen, pero los promotores no venden, y se acumulan las deudas y los ladrillos. El 13 de julio de 1995 el consejo de Huarte acepta la dimisión de Mario Caprile, su consejero delegado, lldefonso Aguilar, y de su director general de construcción, Manuel Carbajosa, por su presunta implicación en el caso Roldán.

Las fuertes deudas acogotan su viabilidad a pesar de contar con una aceptable cartera de pedidos. Al finalizar, 1995 la empresa cuenta con unas deudas de 50.000 millones, la facturación es de 112.000 millones, la plantilla directa es de 1.500 personas (4.000 tiene el grupo HASA) y las pérdidas de 28.000 millones.

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