La buena mala suerte de Liberto

La exhibición-de Guti en Lleida el sábado fue, sin saberlo él, la base de la previsible alegría del acertante vallecano y la culpable de que la quiniela batiera ayer un récord histórico. Si no lo creen, pregunten al ibicenco Liberto Torres, justamente el otro acertante de 14, a quien el 2 del Lleida-Real Madrid B le dejó a un paso del pleno al 15. El lo había pronosticado al 1 fijo. Sin embargo, el montón de millones que le hubieran correspondido lo tendría que haber repartido entre más de 100 personas, que, al menos, se llevarán un pellizco, porque el 14 que logró Liberto, más los aciertos de...

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La exhibición-de Guti en Lleida el sábado fue, sin saberlo él, la base de la previsible alegría del acertante vallecano y la culpable de que la quiniela batiera ayer un récord histórico. Si no lo creen, pregunten al ibicenco Liberto Torres, justamente el otro acertante de 14, a quien el 2 del Lleida-Real Madrid B le dejó a un paso del pleno al 15. El lo había pronosticado al 1 fijo. Sin embargo, el montón de millones que le hubieran correspondido lo tendría que haber repartido entre más de 100 personas, que, al menos, se llevarán un pellizco, porque el 14 que logró Liberto, más los aciertos de 13, 12 y 11 que conlleva su múltiple boleto les ha hecho ser merecedores de más de 300 millones.La historia es sencilla. Liberto Torres es propietario de un despacho de quinielas y todas las semanas rellena un boleto de 3.888 apuestas por valor de 155.520 pesetas. Evidentemente, no es una inversión personal. Torres saca a la venta participaciones de 1.000 pesetas del boleto. Como si fuera de lotería de Navidad. Así, 154 abonados a Liberto -el propio elaborador de la apuesta se quedó para él una participación de 1.520 pesetas- se encontraron ayer poco más de dos millones de pesetas más ricos.

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Liberto Torres se declaró aficionado culé, pero la estruendosa derrota del Barcelona en Valencia el sábado no le amargó la apuesta. Poniendo una vela a Dios y otra al diablo, el sagaz ibicenco supo cubrirse las espaldas: pronosticó el Valencia-Barcelona a 1-2. Aun cayendo, el equipo de sus amores no le echó a perder la apuesta de su vida. Claro que si hubiera tenido el mismo cuidado con el partido del Madrid B ahora quizás estaría un pelín más alegre. Más del doble, por lo menos.

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