El pastel de la discordia

El dinero de televisión crispa al fútbol español, dividido por un mercado que mueve 100.000 millones en Europa

Jesús Gil y José María Caneda escenificaron fielmente el pasado viernes el momento actual del fútbol español: un reflejo del lejano oeste, donde las disputas se resuelven a mamporros. Al igual que en el más puro y rancio westem el problema que late de fondo no es otro que un puñado de millones. Un multimillonario botín procedente de la televisión que amenaza con dinamitar el fútbol español. Un pastel que ha engordado considerablemente: en 1990 las autonómicas pagaron 54.000 millones por los derechos de la Liga durante ocho temporadas. Para 1998, cuando expire el contrato actual de la Li...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Jesús Gil y José María Caneda escenificaron fielmente el pasado viernes el momento actual del fútbol español: un reflejo del lejano oeste, donde las disputas se resuelven a mamporros. Al igual que en el más puro y rancio westem el problema que late de fondo no es otro que un puñado de millones. Un multimillonario botín procedente de la televisión que amenaza con dinamitar el fútbol español. Un pastel que ha engordado considerablemente: en 1990 las autonómicas pagaron 54.000 millones por los derechos de la Liga durante ocho temporadas. Para 1998, cuando expire el contrato actual de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y las autonómicas, una empresa catalana ha ofrecido ya 150.000 millones por sólo seis temporadas.Los grandes -Madrid, Barça, Atlético, Athletic- se sienten agraviados. La pasada temporada el Compostela fue uno de los equipos menos televisados, pero recibió de la pantalla cerca de 201 millones de pesetas, el 25% de su presupuesto. El Barça fue, junto con el Madrid, el más difundido. Cobró 463 millones, el 5% de su presupuesto. Por eso, el grupo de élite se pregunta: ¿por qué si somos los que más audiencia captamos tenemos que repartir tanto? ¿pagaría lo que paga la televisión por una Liga sin nosotros? Su intención es negociar por libre con las distintas cadenas e imponer sus galones.

Los pequeños se defienden: "Sin nosotros no hay Liga". Su política es cristalina: admiten que los clubes de mayor rango cobren más, pero quieren una negociación en bloque.

La respuesta de los poderosos es elocuente. Con lo que reciban en 1998 del nuevo contrato televisivo están dispuestos a liquidar el plan de saneamiento suscrito con la Administración -vigente hasta el 2002 y que concede a la LFP la gestión del dinero televisivo- que para tener las manos libres y luego, si algunos no están de acuerdo, crear su propia Liga. "Qué le importa a la televisión o la quiniela, al Madrid o el Barça, que en Primera División esté el Compostela o Las Palmas", afirmaba recientemente un dirigente de los grandes. "Por tanto", agregaba, "constituyamos nuestra Liga, con diez de los más históricos, e invitemos a otros clubes de capitales importantes que en este momento no estén en la élite". Los grandes tienen otra carta en la manga. Menos drástica. Mantener la estructura actual de la Liga y negociar con una cadena televisiva un acuerdo que vincule exclusivamente a diez equipos, cuyos enfrentamientos serían televisados cada semana. ¿Quién televisaría entonces al Albacete, Racing, Mérida, Salamanca... ?

Algunas cadenas no han sido ajenas a esta guerra. Antena 3 Televisión, excluida del actual contrato entre autonómicas y la Liga, aprovechó el pasado verano la tormenta de la Liga de 22 para irrumpir en el fútbol. A cambió de un apoyo económico a clubes, la cadena de Antonio Asensio perfiló un estrategia para influir en varias entidades y prepararse el camino para la subasta de 1998.

Poco a poco, la operación de Antena 3 comenzó a tener cara y ojos. Joaquín Martorell, un ex comisario que se hizo popular por su intervención en la resolución del secuestro del padre de Julio Iglesias, se puso al frente de un departamento de contrataciones deportivas. Bartolomé Beltrán, accionista, fundador y presentador de la cadena, se adueñó del Mallorca. Y Francisco Escobar, asesor jurídico de la cadena, fue colocado en el Sevilla. Luego echó sus redes sobre Hércules, Valladolid, Salamanca, Mérida, Celta, Sporting y Racing. Sólo en estos dos últimos. casos no pudo echar raíces. En Gijón, la hinchada frustró el acuerdo. con un grupo extranjero, no asturiano". En Santander, a pesar de las visitas de varios emisarios de Antena 3 al despacho del presidente de Cantabria, José Joaquín Martínez Sieso, la cadena no tuvo éxito.

Los movimientos de Antena 3 han levantado sospechas. Algunos clubes (Valencia, Compostela) han demandado sin éxito ante la LFP y el Consejo Superior de Deportes una investigación. La Ley de Sociedades Anónimas Deportivas prohíbe a un mismo accionista poseer más de un 1% del capital en más de un club.

Antena 3 también echó el lazo sobre gente del fútbol. Y qué mejor que los intermediarios de jugadores para conocer las interioridades de los equipos. Beltrán dio la pista: "José María Minguella [uno de los agentes más fuertes del fútbol español y gran enemigo de Cruyff] tiene el cargo de asesor deportivo del Mallorca".

En el horizonte también está el cable. En vanas ciudades Antena 3 tiene una estrategia común con Multitel, empresa presidida de Eugenio, Galdón, consejero delegado de la cadena COPE y directivo de Santa Mónica Sports, una empresa de derechos de imagen.

Frente a la estrategia de Antena 3 para quedarse con el fútbol televisado, otras empresas ya han presentado sus ofertas. Curiosamente, la primera llegó de parte del representante y amigo de Johan Cruyff Jaume Roures, ex directivo de TV-3 y Doma, que ha ofrecido 150.000 millones por seis años, alrededor de 1.000 millones anuales a cada club de Primera. Silvio Berlusconi ha puesto sobre la mesa de la LFP 17.000 millones por tres años. Mientras llegan más ofertas, Gil y Caneda dan a la televisión un esbozo del gran espectáculo por el que suspiran.

Archivado En