FUTBOL: 2ª DIVISION

Guti da alas al filial blanco

El Real Madrid bombardeó a un Alavés de juego pobre

El Madrid sigue creciendo. Su juego gana en fluidez y sus rivales se desmoronan cada vez más rápido. Así ocurrió ayer en la Ciudad Deportiva, en un partido en el que el filial blanco hizo y deshizo a su antojo. El Alavés, una de las revelaciones del campeonato, fue una caricatura de lo que acostumbra a ser. El bombardeo merengue no cesó.Las ideas fueron todas blancas. Y el cerebro de la banda, una vez más, Guti. El joven jugador de Torrejón es mucho más que una promesa. Es un jugador de Primera. A, su temple une el criterio y un precioso sentido del momento. Sus pases son joyas no sólo por su ...

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El Madrid sigue creciendo. Su juego gana en fluidez y sus rivales se desmoronan cada vez más rápido. Así ocurrió ayer en la Ciudad Deportiva, en un partido en el que el filial blanco hizo y deshizo a su antojo. El Alavés, una de las revelaciones del campeonato, fue una caricatura de lo que acostumbra a ser. El bombardeo merengue no cesó.Las ideas fueron todas blancas. Y el cerebro de la banda, una vez más, Guti. El joven jugador de Torrejón es mucho más que una promesa. Es un jugador de Primera. A, su temple une el criterio y un precioso sentido del momento. Sus pases son joyas no sólo por su precisión, sino por el instante que escoge: un segundo más tarde perderían su sentido.

La Ciudad Deportiva jalea al joven jugador. "Dásela a Guti", gritan al plantel madridista. Y cuando los jugadores blancos obedecen se abre una puerta a la magia.Guti dio ayer la asistencia del primer gol a Zeferino y marcó el segundo. Su madurez futbolística sorprende.

El bombardeo blanco comenzó en el minuto 27, con una jugada en la que la defensa del Alavés sacó dos balones seguidos bajo los palos. A partir de ese momento, la artillería blanca no cesó. Pero los madridistas no conseguían derribar el muro alavés, que aguantó el tipo como pudo, conservando su juego de ataque para mejores ocasiones.

Los continuos ataques fueron debilitando poco a poco al conjunto vasco. Tras intentarlo por todos los flancos, el filial blanco dejó a Guti la labor de encontrar los huecos donde no los hay. Y Guti lo hizo por partida doble. Un penalti en el último minuto sólo sirvió para acortar distancias en el marcador. Porque sobre el campo las distancias fueron de abismo.

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