La fe del Valencia le da el triunfo ante el Deportivo

La fe del Valencia le llevó al triunfo. El Deportivo había controlado el juego en buena parte del encuentro, pero no fue suficiente. Se desvaneció ante el empuje valencianista. Los retoques tácticos de Aragonés, sobre todo, las entradas de José Ignacio y Poyatos, dos hombres de gran coraje, resultaron determinantes en el devenir del partido. El Deportivo cayó por su propia indolencia. De este modo, el Valencia encadena, por primera vez, tres victorias consecutivas y echa tierra de por medio, siete puntos, ante uno de sus enemigos predilectos, el Deportivo.Entre dos equipos de aparente equilibr...

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La fe del Valencia le llevó al triunfo. El Deportivo había controlado el juego en buena parte del encuentro, pero no fue suficiente. Se desvaneció ante el empuje valencianista. Los retoques tácticos de Aragonés, sobre todo, las entradas de José Ignacio y Poyatos, dos hombres de gran coraje, resultaron determinantes en el devenir del partido. El Deportivo cayó por su propia indolencia. De este modo, el Valencia encadena, por primera vez, tres victorias consecutivas y echa tierra de por medio, siete puntos, ante uno de sus enemigos predilectos, el Deportivo.Entre dos equipos de aparente equilibrio, el partido queda reservado para las variantes tácticas y el uso que de ellas hagan los genios. Y si ocurre que uno de ellos, Fran, se pasea como Pedro por Mestalla, el estropicio en la puerta contraria está asegurado. Tres arrancadas del centrocampista, tres visitas a Zubizarreta, una de ellas inmisericorde, con Aldana de implacable ejecutor de una preciosa asistencia de Fran (minuto 15).

Aquello no fue más que el indicio de que el Deportivo tenía absolutamente tomado el centro del campo. Desubicado Arroyo y desconocido Fernando, Fran y Aldana marcaron con relativa comodidad la dirección del encuentro. Rumbo Deportivo.

El Valencia aumentó de grado la presión tras el descanso. Una vuelta de tuerca al entusiasmo local. El peligro, sin embargo, lo seguía poniendo el Deportivo, con las armas preferidas de Aragonés: velocidad y contragolpe. Mientras Fran seguía con su exhibición, a Mijatovic le salían los colores cuando en la carrera larga era superado por Paco, algo inusual para el montenegrino. Pero ocurrre que los grandes futbolistas siempre guardan una bala en cartuchera. Y en esta ocasión se juntaron las de Fernando (un centro largo desde la izquierda) y Mijatovic (un cabezazo picado).

El público, resignado hasta el momento con la inferioridad de su equipo, se puso incondicionalmente de su parte. Había bastado un cambio táctico (Poyatos por un desafortunado Sietes) para resucitar al Valencia. Y por el flanco derecho entró Fernando, otra vez Fernando, le entró Mauro Silva y el árbitro decretó penalti. Lo transformó Mijatovic. Y decidió.

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