Oídos prodigiosos

Cien niños, de dos a 15 años sin apenas nociones de solfeo, dan un concierto

A las abuelas de Esther. Muñoz y de Julia Marco les faltaron ayer manos para aplaudir la actuación de sus nietas, de tres años. Era la primera vez que las pequeñas, cubiertas con un vestido en seda de color azul añil, firmado por Agatha Ruiz de la Prada, pisaban un escenario y tocaban con sus violines la canción popular Brilla, brilla, estrella.Esther y Julia no tienen conocimientos de, solfeo, y tampoco saben quiénes son Mozart, Bach o Schumann. Pero se, atreven a tocar su música. Lo hacen de oído. Como la mayoría de los niños violinistas, un centenar de entre dos y 15 años, que ayer d...

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A las abuelas de Esther. Muñoz y de Julia Marco les faltaron ayer manos para aplaudir la actuación de sus nietas, de tres años. Era la primera vez que las pequeñas, cubiertas con un vestido en seda de color azul añil, firmado por Agatha Ruiz de la Prada, pisaban un escenario y tocaban con sus violines la canción popular Brilla, brilla, estrella.Esther y Julia no tienen conocimientos de, solfeo, y tampoco saben quiénes son Mozart, Bach o Schumann. Pero se, atreven a tocar su música. Lo hacen de oído. Como la mayoría de los niños violinistas, un centenar de entre dos y 15 años, que ayer demostraron su habilidad con el arco y el mástil en un concierto navideño celebrado en el salón de actos del Colegio de Médicos.

Todos han aprendido a manejar el violín con el método Suzuki, dirigido por la maestra Isako Yoshimura. En esta fórmula de aprendizaje, además de profesotes y alumnos, es jmportante la participación de los padres. El profesor David Marco lo detalla: "Es como la enseñanza de la lengua materna, el niño repite todo lo, que se pronuncia en su entorno. Con la música ocurre lo mismo. Si la escuchan desde pequeños pueden aprender mejor".

Entre bambalinas, ni padres ni profesores querían oír hablar de niños prodigios. "Por Dios, no quiero que mi niña sea como Shirley Temple. Que sea lo que quiera, pero eso no", decía rotunda Obdulia Calvo, la madre de Cristina Mallen, de seis años. El maestro Marco rechazaba el término: "Este método no es para portentos. Es evolutivo y admite a todos".

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