FÚTBOL DECIMOSÉPTIMA JORNADA DE LIGA

El público, en entredicho

Fue una minucia, un asunto insignificante. Pero el Bernabéu tronó. Una mísera falta provocó un enorme clamor. El público quería que la lanzara Petkovic. La lanzó Hierro. Una estruendosa pitada acompañó el disparo, alto, de éste. Valdano se quedó de piedra. "En el público" dijo "hay un ambiente de reacciones desproporcionadas. Rambo tiene que ganarse el derecho a lanzar faltas. La impaciencia de la gente casi destruye a uno de nuestros jugadores más importantes".Ese jugador, Hierro, no quiso ni hablar. Y es que el Bernabéu vivió momentos de aspecto esquizofrénico. El público comenzó chil...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Fue una minucia, un asunto insignificante. Pero el Bernabéu tronó. Una mísera falta provocó un enorme clamor. El público quería que la lanzara Petkovic. La lanzó Hierro. Una estruendosa pitada acompañó el disparo, alto, de éste. Valdano se quedó de piedra. "En el público" dijo "hay un ambiente de reacciones desproporcionadas. Rambo tiene que ganarse el derecho a lanzar faltas. La impaciencia de la gente casi destruye a uno de nuestros jugadores más importantes".Ese jugador, Hierro, no quiso ni hablar. Y es que el Bernabéu vivió momentos de aspecto esquizofrénico. El público comenzó chillando a Rincón y acabó jaleándole; protestó a Esnáider y le ovacionó al irse. Sólo Petkovic, aplaudido hasta en sus fallos, encontró unanimidad. También a esto se refirió Valdano:

Más información

"No se sabe por qué extraño milagro ha conectado instantáneamente con el público. No había tocado un balón y ya era ovacionado". Al respecto, Valdano dejó caer una frase enteramente significativa: "Rincón pasa un examen cada vez que toca la pelota", dijo.

Archivado En