Máxima alerta, mínimo interés

Un simulacro de emergencia cerca de la nuclear de Ascó pone de relieve importantes deficiencias

Indiferentes a los anuncios de emergencia nuclear, los 5.000 habitantes de Flix, localidad a 10 kilómetros de Ascó, sólo vieron alterada su vida cotidiana por el intenso frío. Claro que muchos no acabaron de enterarse bien de lo que ocurría porque la megafonía instalada en las calles demostró ser más que deficiente. Otros supieron que algo pasaba porque les entregaron unas supuestas pastillas de yoduro potásico, aconsejables ante peligro de contaminación nuclear. Pero con las pastillas no iba ninguna instrucción de cómo y cuando tomarlas. Pero para eso se hacen simulacros de emergencia nuclear...

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Indiferentes a los anuncios de emergencia nuclear, los 5.000 habitantes de Flix, localidad a 10 kilómetros de Ascó, sólo vieron alterada su vida cotidiana por el intenso frío. Claro que muchos no acabaron de enterarse bien de lo que ocurría porque la megafonía instalada en las calles demostró ser más que deficiente. Otros supieron que algo pasaba porque les entregaron unas supuestas pastillas de yoduro potásico, aconsejables ante peligro de contaminación nuclear. Pero con las pastillas no iba ninguna instrucción de cómo y cuando tomarlas. Pero para eso se hacen simulacros de emergencia nuclear: para poder corregir errores.El simulacro se inició tras el supuesto incendio de una bomba de agua de alimentación auxiliar. En teoría, todo evolucionó de la peor manera posible y el suceso avanzaba hacia la fusión del núcleo del reactor.

A medida que pasaban las horas, las instrucciones a la población por megafonía y radio eran más escalofriantes: "Enciérrese en casa, respire a través de algodones o trapos húmedos, envuélvase hasta la cabeza con una sábana o manta, tómese la pastilla de yoduro potásico que se le ha repartido; las familias con niños, enfermos, mujeres en gestación o ancianos, prepárense para ser evacuados".

Pero la población, avisada con antelación, no se inmutó. "Aquí sólo se habla del precio de las acelgas y patatas", decía a media mañana Jaume Vinyol, que había llegado de Lleida a su parada del mercado semanal y aseguraba que no había escuchado ningún mensaje. Aunque hubiera prestado atención, posiblemente le hubiera ocurrido lo mismo que a Josep Grau, un vecino de 79 años al que le parecía bien el simulacro. "Pero no me entero de nada de lo que dicen por la megafonía, y los vecinos deberíamos estar más informados de lo que hay que hacer".

Poco después de iniciarse la emergencia, la Guardia Civil controló los accesos por carretera a la comarca. El primer paso incluía la evacuación del personal de la central de Ascó, a la vez que se pedía a la población de Flix que se encerrase en casa. De pronto, se alcanzó la máxima alerta prevista en el PENTA y, por tanto, había que evacuar en su, totalidad los núcleos de Ascó y Vinebre. En Flix se advirtió que debía iniciarse la evacuación de grupos de riesgo: familias con menores, gestantes y enfermos.

Mientras, los vehículos de Protección Civil no conseguían hacer llegar a tiempo los avisos a las casas dispersas del municipio y los servicios sanitarios tardaban más de una hora en repartir las 4.000 pastillas de yoduro. Por la tarde, y desde la Sala de Emergencias (SALEM) del Consejo de Seguridad Nuclear (SALEM), en Madrid, se anunciaba que los técnicos de mantenimiento de Ascó habían recuperado las bombas de refrigeración.

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