Importancia dudosa

En la sección de Cartas al Director del pasado 14 de noviembre aparece una misiva de don Fernando Castro Muñiz que comienza de la siguiente manera: "Leyendo a un importante filósofo y escritor norteamericano, L. Ronald Hubbard...". No voy a entrar en el restante contenido de la carta, pero sí en esta primera afirmación.Lafayette Ronald Hubbard (1911-1988) era escritor, en efecto, pero en modo alguno importante. Lo cierto es que fue un pésimo escritor popular de ciencia ficción cuyas obras jamás lograron sobrepasar la frontera de lo mediocre. Sus textos aparecieron en algunas revistas ...

En la sección de Cartas al Director del pasado 14 de noviembre aparece una misiva de don Fernando Castro Muñiz que comienza de la siguiente manera: "Leyendo a un importante filósofo y escritor norteamericano, L. Ronald Hubbard...". No voy a entrar en el restante contenido de la carta, pero sí en esta primera afirmación.Lafayette Ronald Hubbard (1911-1988) era escritor, en efecto, pero en modo alguno importante. Lo cierto es que fue un pésimo escritor popular de ciencia ficción cuyas obras jamás lograron sobrepasar la frontera de lo mediocre. Sus textos aparecieron en algunas revistas pulp de los años cuarenta y cincuenta, tales como Unknown o Astounding, y nunca gozaron del menor prestigio crítico.

Por otra parte, la única contribución a la filosofía (?) que Hubbard realizó fue inventarse la Dianética, una especie de refrito de las teorías freudianas mezclado con pseudociencia. Sus primeros artículos sobre Dianética aparecieron en 1950, en las páginas de la revista Astounding, dirigida por John Campbell, un entusiasta seguidor de teorías tan extravagantes como la Semántica general de Korzybski. Así que L. Ronald Hubbard era escritor, sí, pero no importante. Y convengamos que su condición de filósofo resultaba, más bien, dudosa.