Tribuna:FUTBOL EUROCOPA 96

Partido al limbo

Sin riesgo. Sin riesgo no hay fútbol, o apenas lo hay. Ninguno de los dos equipos asumió el menor riesgo en busca del gol. En ese sentido, España tiene dos disculpas: jugaba fuera y el empate le bastaba. Y Dinamarca tiene una excusa: el empate también le bastaba. Entre uno y otro el partido se fue al limbo.Disposición. Lo mejor de España en la primera parte. Disposición para ofrecerse, para desmarcarse, para enviar al desmarcado, para tener el siguiente movimiento pensado antes de recibir. Disposición para arrancar cuando va a salir el pase y para pasar cuando el compañero está arrancando.
...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Sin riesgo. Sin riesgo no hay fútbol, o apenas lo hay. Ninguno de los dos equipos asumió el menor riesgo en busca del gol. En ese sentido, España tiene dos disculpas: jugaba fuera y el empate le bastaba. Y Dinamarca tiene una excusa: el empate también le bastaba. Entre uno y otro el partido se fue al limbo.Disposición. Lo mejor de España en la primera parte. Disposición para ofrecerse, para desmarcarse, para enviar al desmarcado, para tener el siguiente movimiento pensado antes de recibir. Disposición para arrancar cuando va a salir el pase y para pasar cuando el compañero está arrancando.

Despiste. Lo peor de España en la segunda parte. El gol sentó muy mal durante más de un cuarto de hora, porque el equipo español estaba preparado para cualquier cosa, menos para encajar un gol. El tanto envalentonó algo a los daneses y la falta de toque y de criterio de un equipo que sólo estaba previsto para resistir, nunca para jugar, creó demasiado desconcierto.

Laudrup. Alkorta salió a perseguirle al medio campo. Si se escapaba, no había reparo en cualquier otro en hacerle falta. Con eso se diminuyó muchísimo su efectividad. Tanta precaución estaba justificada. Lo confirma que la única vez que pudo hacer jugada llegó el gol danés.

Aislados. Primero Pizzi y después Alfonso. Pizzi se abrió a los lados y por su hueco se asomaron Caminero, Manjarín y Luis Enrique, pero sólo hasta que llegó el gol. Luego, nada. Alfonso, nada. Cuando salió España ya no tenía ni la más remota intención de atacar.

Archivado En