Cartas al director

Por Juanjo

Hemos perdido a Juanjo, un vehículo segó su vida apenas a los nueve años, en un paso de peatones. Juanjo era un niño cariñoso y noble, muy querido por sus compañeros de clase y por todos los que teníamos roce con él.A muy corta edad había perdido a su padre, pero contó siempre con el apoyo de su abuelo Miguel, que se había convertido en su más entregado seguidor y consejero, en el padre que la vida le había arrebatado cuando apenas tenía dos años.

Su madre tuvo que salir a ganar el sustento para sacar adelante a su familia destrozada, porque Juanjo también tenía una hermana, Yarima, y a...

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Hemos perdido a Juanjo, un vehículo segó su vida apenas a los nueve años, en un paso de peatones. Juanjo era un niño cariñoso y noble, muy querido por sus compañeros de clase y por todos los que teníamos roce con él.A muy corta edad había perdido a su padre, pero contó siempre con el apoyo de su abuelo Miguel, que se había convertido en su más entregado seguidor y consejero, en el padre que la vida le había arrebatado cuando apenas tenía dos años.

Su madre tuvo que salir a ganar el sustento para sacar adelante a su familia destrozada, porque Juanjo también tenía una hermana, Yarima, y así su abuela Carmen fue también madre de Juanjo.

La vida de Juanjo ha dado. esperanza de vida a muchos niños que casi la habían perdido ya. Los órganos del cuerpo sin vida de Juanjo se han extendido por todo el territorio, y su corazón se lo ha llevado una joven de Londres.

Los vecinos de Ajalvir, el sábado 9, a las 12.00, nos hemos concentrado, en señal de dolor, en el lugar en donde perdió su vida, esperando sus restos mortales para darle un último homenaje, y a su llegada le acompañamos, en silencio, hasta la iglesia en donde se ofició una misa rodeado de sus amiguitos, que luego portaron las innumerables coronas hasta el cementerio.

Su madre Araceli, su hermana Yarima, Miguel, Carmen, sus tías, sus primas (Juanjo era el único niño de la familia), sus abuelos y tíos paternos, sus amiguitos, nosotros mismos, nadie entiende nada de lo que ha pasado, pero no queremos olvidarle. Si se ha parado a leer estas líneas, tampoco olvide a Juanjo, sobre todo cuando, al volante de su vehículo, se aproxime a un paso de peatones; piense que en cualquier momento se puede cruzar un niño y piense en el tremendo dolor que Juanjo ha dejado tras de sí. -

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