Crítica:

Fiambres bajo sospecha

Pequeños, cabezones, blancuzcos, de ojos negros como pozos sin fondo... Así son los supuestos alienígenas que Antena 3 nos sirvió en bandeja el domingo a las 20.00. Durante varios días, incluso durante la emisión del polémico documento, la cadena privada alardeó de contar con una exclusiva mundial sobre "el caso de extraterrestres mejor documentado de la historia". Sin embargo, Alienígenas de Roswell, una producción británica de Channel Four, jugaba a las conjeturas con un rosario de ambiguas expresiones. "Supuestas", "sospechosas", "misteriosas", "inquietantes", "extraños"... son algun...

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Pequeños, cabezones, blancuzcos, de ojos negros como pozos sin fondo... Así son los supuestos alienígenas que Antena 3 nos sirvió en bandeja el domingo a las 20.00. Durante varios días, incluso durante la emisión del polémico documento, la cadena privada alardeó de contar con una exclusiva mundial sobre "el caso de extraterrestres mejor documentado de la historia". Sin embargo, Alienígenas de Roswell, una producción británica de Channel Four, jugaba a las conjeturas con un rosario de ambiguas expresiones. "Supuestas", "sospechosas", "misteriosas", "inquietantes", "extraños"... son algunos de los adjetivos para documentar lo que nadie demuestra, lo que nadie confirma.El programa, un montaje publicitario cuya verosimilitud, en boca del principal testigo, Frank Kaufmann, se sustenta "en la fe" del espectador, es un ejercicio de montaje: música siniestra, imágenes de rayos y centellas, declaraciones confusas y, tachán tachán, la famosa película de la autopsia a unos alienígenas tomada, cámara al hombro, por un militar. Pero el realizador de este microespacio a lo Bartolomé Beltrán demuestra unas dotes cinematográficas cercanas a la estética videoclip que tan bien funciona en los audímetros de hoy (prueba contundente: más de tres millones de espectadores). La autopsia, realizada como un episodio de la serie E. R., parece un corto de Alex de la Iglesia con la asesoría del departamento de efectos especiales de la señorita Pepis (la espuma de poliuretano canta que da gusto).

Este Watergate cósmico tiene un tufillo a Twin Peaks: los vecinos de Roswelll, Nuevo México, sufren un proceso de histeria colectiva que les hace asumir como propios los recuerdos de sus padres o de sus amigos (ya me dirán qué hacía una enfermera del pueblo tomando apuntes del histórico asunto), recobrando la memoria tras 40 sospechosos años. Kaufmann, impulsor de la recuperación de la memoria colectiva, asevera -después de confesarse ante las cámaras- que no puede aportar más datos para "no quebrantar su juramento militar". Es una lástima, empezábamos a creer en lo imposible gracias al Homenaje a Celia Gámez.

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