GOLFOPEN BRITÁNICO

Tom Watson regresa a los buenos tiempos en un día discreto de los españoles

Con cinco títulos del Open Británico y 45 años a sus espaldas, el estadounidense Tom Watson igualó ayer su mejor primera vuelta en 20 participaciones y se situó a la cabeza del torneo decano del Grand Slam. Watson sumó 67 golpes (-5), los mismos que el zimbabuense Mark McNulty y sus compatriotas Ben Crenshaw y John Daly. Entre los europeos, el irlandés David Feherty firmó la mejor tarjeta (68), similar a la de Vijay Singh y Bill Glasson. Los españoles no brillaron. José María Olazábal y el debutante Pedro Linhart acabaron con el par del campo (72). El madrileño Miguel Ángel Martín se quedó en ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Con cinco títulos del Open Británico y 45 años a sus espaldas, el estadounidense Tom Watson igualó ayer su mejor primera vuelta en 20 participaciones y se situó a la cabeza del torneo decano del Grand Slam. Watson sumó 67 golpes (-5), los mismos que el zimbabuense Mark McNulty y sus compatriotas Ben Crenshaw y John Daly. Entre los europeos, el irlandés David Feherty firmó la mejor tarjeta (68), similar a la de Vijay Singh y Bill Glasson. Los españoles no brillaron. José María Olazábal y el debutante Pedro Linhart acabaron con el par del campo (72). El madrileño Miguel Ángel Martín se quedó en 7:3 (+ 1) y el malagueño Miguel Ángel Jiménez en 75 (+ 3). Severiano Ballesteros acentuó su mala racha de juego y resultados. Concluyó desquiciado y con 75 golpes. Sólo José Rivero pudo con el campo: 70 (-2).Aplomo y consistencia. Con estos atributos José María Olazábal dibujó 10 hoyos para la esperanza. Conjugó tres birdies con un sólo error en el seis, al fallar un putt de dos metros escasos. Todo en orden: circulando por las amplias calles de Saint Andrews, exhibiéndose en algunos golpes de aproximación -la suerte que mejor domina- y con paso seguro alrededor de. la bandera. Al acercarse al hoyo 12, cuando su cojera ya era más ostensible, Olazábal acopló la bola a poco más de metro y medio del agujero, tras un golpe magnífico desde detrás de un enrevesado montículo. Acariciaba el -3. Amenazaba a la cabeza. Y se derrumbó. La bola burló el hoyo, un mal guiño, en un momento crucial. El de Hondarribia maldijo, se enredó entre balbuceos y su juego perdió fluidez hasta el final: bogey al 13 y al 17.

Más información

Ballesteros también se quejó de su recorrido. No fue crítico con su juego -"no he estado tan mal"-, pero sí con las ocasiones desperdiciadas alrededor del hoyo. El tricampeón del Open Británico se sintió perjudicado por la exasperante lentitud de su partido. Tardó más de cinco horas en sellar su tarjeta, emborronada con cinco bogeys y sólo dos birdies. (al 3 y al 15). Un resultado que le deja al borde del abismo.

Sobre la firma

Archivado En