Los serbios conquistan uno de los seis enclaves protegidos por la ONU

Los serbobosnios llevaron ayer hasta el final su desafio a la comunidad triternacional y tomaron la ciudad de Srebrenica, una de las seis zonas protegidas por la ONU en Bosnia. La entrada de las tropas serbias provocó la despavorida huida de más de la mitad de los 1.000 musulmanes refugiados en la ciudad y el repliegue de los cascos azules holandeses. Los serbios amenazaron con rendir Zepa, otra ciudad protegida. Aviones de la OTAN bombardearon en dos ocaones a los asaltantes y destruyeron dos viejos carros de combate. "Creemos que los serbios han tomado el control de la ciudad", dijo a media ...

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Los serbobosnios llevaron ayer hasta el final su desafio a la comunidad triternacional y tomaron la ciudad de Srebrenica, una de las seis zonas protegidas por la ONU en Bosnia. La entrada de las tropas serbias provocó la despavorida huida de más de la mitad de los 1.000 musulmanes refugiados en la ciudad y el repliegue de los cascos azules holandeses. Los serbios amenazaron con rendir Zepa, otra ciudad protegida. Aviones de la OTAN bombardearon en dos ocaones a los asaltantes y destruyeron dos viejos carros de combate. "Creemos que los serbios han tomado el control de la ciudad", dijo a media tarde un portavoz de la ONU. Lo que había ocurrido para entonces era que entre 1.000 y 1.500 soldados serbobosnios habían entrado por el sur de la localidad, convertida desde hace días en "un masivo campo de concentración", en palabras del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. Los sitiadores serbios ni siquiera respetaron el ultimátum de 48 horas que habían dado a los cascos azules para evacuar la ciudad, amenaza que la propia ONU había rechazado. La respuesta de los representantes de las Naciones Unidas fue pedir la intervención de. aviones de la OTAN, que bombardearon a los serbios sólo para disuadirles de atacar a los cascos azules.

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La reacción de indignación ante lo ocurrido fue inmediata en Washington, aunque en la capital norteamericana se mezclaban dos ideas contrapuestas: devolver el golpe o retirar a los cascos azules. La respuesta más virulenta, al menos de palabra, la proporcionó el presidente francés, Jacques Chirac: tildó de mentiroso al presidente serbio, Slobodan Milosevic; reclamó una actuación decidida de la comunidad internacional en Bosnia, y se brindó a intervenir en Srebrenica para expulsar a los serbios si así se lo pedía la ONU. El Consejo de Seguridad estudiaba ayer una resolución para conminar a los serbios a retirarse.

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