El sillón más efímero

El alcalde de El Campello, de EU, dimitió a los 20 segundos de ser investido

A sus 29 años, Ángel Sánchez Sánchez, de Esquerra Unida, ya ha escrito una página en la historia de su pueblo, El Campello (10.800 habitantes, Alicante), y quizás su nombre figure en el Guiness. Posiblemente sea el alcalde que menos ha durado en el cargo: exactamente 20 segundos, el tiempo que invirtió el Sábado en su discurso de dimisión inmediatamente después de ser investido con el apoyo de otros dos grupos políticos."En el pueblo ya me llaman Ángel el Breve", comenta entre risas el dimisionario, que se gana la vida como monitor deportivo en un colegio público. "No me importa que me llamen ...

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A sus 29 años, Ángel Sánchez Sánchez, de Esquerra Unida, ya ha escrito una página en la historia de su pueblo, El Campello (10.800 habitantes, Alicante), y quizás su nombre figure en el Guiness. Posiblemente sea el alcalde que menos ha durado en el cargo: exactamente 20 segundos, el tiempo que invirtió el Sábado en su discurso de dimisión inmediatamente después de ser investido con el apoyo de otros dos grupos políticos."En el pueblo ya me llaman Ángel el Breve", comenta entre risas el dimisionario, que se gana la vida como monitor deportivo en un colegio público. "No me importa que me llamen eso, porque lo soy por respeto a la democracia".

La constitución del consistorio resultó tumultuosa. Parte de los 600 vecinos que abarrotaban el salón de la Casa de Cultura prorrumpieron en insultos cuando se confirmó que la izquierda unía sus votos para derrotar al PP, que fue el partido más votado, aunque no logró la mayoría absoluta. "Tongo" fue el término más suave que se escuchó. Sánchez, único concejal de EU, asegura que los siete del PSPV-PSOE y el nacionalista de Unitat del Poble Valenciá le jugaron "una mala pasada" al votarle por sorpresa. "Yo no quería ser alcalde porque un pacto tripartito, disfrazado de opción de progreso, es barriobajero, poco respetuoso con la democracia, y sólo lleva a que los ciudadanos piensen que los políticos estamos en esto en beneficio propio". Sánchez acudió a aquel pleno con un mandato claro: nada de pactos; se votaría a sí mismo.

Una vez investido y recogidos los atributos -el medallón y la vara de mando-, presentó su dimisión, y limitó su gestión a convocar un pleno extraordinario para el lunes siguiente con un único punto en el orden del día: elección del nuevo alcalde. En esta ocasión, y para evitar que se repitiera la historia, optó por votar en blanco, lo que otorgó la alcaldía al PP. Sánchez llevó tan hasta el extremo su renuncia que se negó a presidir durante el fin de semana algunos actos oficiales en calidad de alcalde provisional.

El lunes, cuando el candidato del PP recogió la vara de mando, Sánchez se vio materialmente rodeado de simpatizantes del partido conservador. "¡Sales por la puerta grande, muchacho!" le vociferaron desde el patio de butacas. Abrumado, se dejó querer, aunque advirtió que ejercerá un férreo control del gobierno. "Sé que la derecha está hoy contenta, pero quiero dejar claro que no nos hemos vendido".

En esta historia subyacen profundas diferencias personales y políticas con los socialistas. Sánchez fue elegido por primera vez concejal en 1991 en las listas del PSPV-PSOE, en calidad de independiente. Dos años más tarde se integró en el grupo mixto, de donde pasó a EU, que lo designó candidato. Consiguió en mayo pasado 650 de los 7.029 votos emitidos en el pueblo. Exactamente un 9,35%. "Eso no nos da derecho a ocupar la alcaldía, por mucho que digan los otros partidos", afirma categórico.

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