'Disparé al aire tres veces para asustar al ladrón", dice Antonio Sainz ante la juez

El empresario y cónsul honorario de Bolivia Antonio Saínz Rebollo, padre del ex campeón mundial de rallies Carlos Sainz, se sentó ayer en el banquillo de los acusados. Hace un año y tres meses que el inmigrante nigeriano Samuel Chiabuto, de 27 años, murió como consecuencia de un disparo suyo. "Sólo disparé al aire tres veces para asustar al ladrón. En ningún momento bajé el arma para herirlo. Cuando vi que había caído al suelo no pude creer lo ocurrido", señaló Sainz. La acusación particular, representada por SOS Racismo y Asociación Pro Derechos Humanos, pide una pena de cuatro años y dos mes...

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El empresario y cónsul honorario de Bolivia Antonio Saínz Rebollo, padre del ex campeón mundial de rallies Carlos Sainz, se sentó ayer en el banquillo de los acusados. Hace un año y tres meses que el inmigrante nigeriano Samuel Chiabuto, de 27 años, murió como consecuencia de un disparo suyo. "Sólo disparé al aire tres veces para asustar al ladrón. En ningún momento bajé el arma para herirlo. Cuando vi que había caído al suelo no pude creer lo ocurrido", señaló Sainz. La acusación particular, representada por SOS Racismo y Asociación Pro Derechos Humanos, pide una pena de cuatro años y dos meses de cárcel por imprudencia temeraria con resultado de muerte y. el fiscal solicita un año por el mismo delito. Según los indicios, la bala que atravesó el cráneo de Samuel Chiabuto llegó rebotada.Antonio Sainz, de 69 años, rompió ayer a llorar nada más comenzar el juicio que preside María Isabel Gallardo. Nervioso y aparentemente afectado, relató su versión de los hechos sin Poder tenerse en pie, gesto que un abogado de la acusación calificó de "teatro". Sainz recordó cómo a la una y media de la madrugada del 5 de febrero del año pasado cruzaba por la esquina de la calle de O'Donnell con Fernán González, junto a su mujer, Julia Cenamor, y un amigo, Ramón Rodríguez Locampo, cuando Samuel Chiabuto arrebató el bolso a la mujer de Sainz por detrás. "De una forma tan sigilosa que sólo noté el tirón que me daba mi mujer en el brazo", señaló ayer el acusado. Sainz corrió -"instintivamente"- detrás del ladrón, al que, según explicó ayer, gritaba "¡Dame el bolso, el bolso!". El acusado sacó su revólver Smith and Wesson, del calibre del 38, y disparó tres veces. "Siempre al aire", aseguré una y otra vez. "Cuando disparé la tercera vez vi que su cuerpo caía. Por eso sé que fue la segunda bala la que le dio".

Sainz, que padece artrosis en las rodillas y un hombro -"aunque eso no me impide jugar al tenis o al paddle"-, afirma que corrió con dificultad tras la víctima. "Parecía un cojo" estacó ayer María Paz González, que fue junto a su marido, Antonio Revuelta, el testigo más cercano al incidente. María Paz Revuelta recordó ayer cómo le dijo a Antonio Sainz: "Tranquilícese y no se lo tome tan a pecho, que sólo es un sinvergüenza menos en la calle". La mujer añadió que el acusado le dijo entonces: "No diga eso, señora, que se trata de una vida humana".

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