La derrota electoral fuerza a González a admitir un cambio de ideas y personas

Pujol conmina al Gobierno socialista a cumplir los pactos con CiU

Felipe González quería paz en la primera reunión poselectoral de la Comisión Ejecutiva del PSOE, y la tuvo. Nadie se atrevió a utilizar argumentos que pusieran en duda su fidelidad al secretario, general del partido, aquien le renovaron su confianza. La derrota electoral sí forzó a González a admitir la conveniencia de renovar "ideas y personas", propuesta apuntada por el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y laex ministra Matilde Femández. González había invitado a almorzar en La Moncloa a los dirigentes regionales socialistas a fin de desactivarles y evitar que las críticas l...

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Felipe González quería paz en la primera reunión poselectoral de la Comisión Ejecutiva del PSOE, y la tuvo. Nadie se atrevió a utilizar argumentos que pusieran en duda su fidelidad al secretario, general del partido, aquien le renovaron su confianza. La derrota electoral sí forzó a González a admitir la conveniencia de renovar "ideas y personas", propuesta apuntada por el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y laex ministra Matilde Femández. González había invitado a almorzar en La Moncloa a los dirigentes regionales socialistas a fin de desactivarles y evitar que las críticas llegaran a la Ejecutiva.

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Ni el triunfante presidente castellano-manchego, José Bono, ni el derrotado presidente valenciano, Joan Lerma, tomaron la palabra durante las tres horas que duró el encuentro. Sí lo hizo el vicesecretario general, Alfonso Guerra, para recalcar que si el PSOE reacciona y saca las conclusiones correctas del descalabro electoral sufrido el pasado domingo no tendría por qué perder las próximas elecciones generales.Todos los presentes entendieron, una vez que González puso su cargo a disposición del partido, que no había lugar a exigirle responsabilidades, ya que el PSOE, con un 31% de los votos, ha mejorado en relación a los comicios europeos de 1994. Según los cálculos de Guerra, si el domingo se hubieran celebrado elecciones generales, el PP hubiera conseguido 157 escaños (19 por debajo de la mayoría absoluta), y el PSOE, 122.

José María Aznar, convencido de que el tiempo juega a su favor, no piensa insistir en el adelanto electoral. Así se lo hizo saber ayer a sus más cercanos colaboradores.

Izquierda Unida, por su parte, pretende repetir en Extremadura y Asturias el modelo andaluz -permitir al PSOE que gobierne en minoría- e intentar conseguir gratis los apoyos que necesitan Antonio Romero y Herminio Trigo para obtener las alcaldías de Málaga y Córdoba.

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, tras analizar el retroceso experimentado en los municipios catalanes por CiU, conminó a González a que cumpla su parte del pacto con los nacionalistas catalanes.

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