Tribuna:

El genuino sabor americano

Nunca he entendido por qué España siempre importa lo peor de Estados Unidos.Por ejemplo, las estúpidas hamburguesas. Una verdadera hamburguesa es una maravilla, una obra de arte culinario, y no tiene nada que ver con las que se sirven en las horrendas cadenas de hamburgueserías. Bueno, tal vez la hamburguesa no sea un buen ejemplo: por-culpa de estas cadenas, incluso en Estados Unidos sólo se comen hamburguesas malas. Pues entonces las estúpidas series televisivas con sus risas enlatadas: ahora, hasta las televisiones españolas producen sus propias series sucedáneas. O el baloncesto, un deport...

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Nunca he entendido por qué España siempre importa lo peor de Estados Unidos.Por ejemplo, las estúpidas hamburguesas. Una verdadera hamburguesa es una maravilla, una obra de arte culinario, y no tiene nada que ver con las que se sirven en las horrendas cadenas de hamburgueserías. Bueno, tal vez la hamburguesa no sea un buen ejemplo: por-culpa de estas cadenas, incluso en Estados Unidos sólo se comen hamburguesas malas. Pues entonces las estúpidas series televisivas con sus risas enlatadas: ahora, hasta las televisiones españolas producen sus propias series sucedáneas. O el baloncesto, un deporte estúpido donde los haya, cuyo espiritu ha sido totalmente deformado a causa de los jugadores gigantes. El baloncesto se inventó en Estados Unidos en el siglo pasado para personas de estatura normal, y para que volviese a tener sentido habría que subir la cesta un metro. ¡Entonces veríamos las virguerías que hacían esos gigantes!

Si España quiere importar algo genuinamente americano, que sea el béisbol. Los españoles dificilmente comprenderán lo que significa el béisbol para los americanos. Cuando éramos niños, casi todos los .yanquis jugábamos al béisbol y soñábamos en ser jugadores profesionales. Con qué placer recuerdo yo, con apenas diez años de edad, la primera vez que asistí, con mi abuelo, al famoso Yankee Stadium para ver jugar al gran Joe DiMaggio. Cada primavera, al comenzar la temporada, el International Herald Tribune publica el mismo divertido himno-poema al béisbol -con el estribillo del "chasquido del bate"y cada vez que lo leo, me vuelvo a emocionar.

Si es cierto, como escribió el historiador Cossío, que la fiesta * de los toros está presente en todas las facetas de la vida' española,, otro tanto ocurre -bueno, casi- con el béisbol en América. Importantes novelistas, como Bemard Malamud y Robert Coover, han escrito novelas basadas en este deporte, que aparece en infinidad de películas. El béisbol combina destreza, estrategia y emoción; encarna el heroísmo y la ética. (Tal vez en la actualidad sea el. único depositario de, dichos valores en aquella República). De ahí la tremenda decepción cuando, el año pasado, la huelga de jugadores dio al traste con la temporada en Primera División. El mismo presidente Clinton ha tenido que intervenir para resolver el conflicto, y aún así la temporada actual se va a iniciar con retraso.

De modo que acudí con gran interés, en un luminoso sábado reciente, al campo de béisbol de La El¡pa, cerca de la M-30. Jugaban dos equipos de la Liga de Madrid, uno de ellos compuesto por dominicanos residentes en nuestra ciudad, que resultó muy supenor. ¡Qué bien oír de nuevo el chasquido del bate! Al día siguiente, domingo, ante más público, se enfrentaron el Irabia, de Pamplona, y la Escuela de Madrid, los dos de Primera División y mucho más diestros, en un double header (dos partidos en el mismo día). También hay una división de honor, con otros equipos que juegan cada uno 28 partidos por temporada.

Entablé conversación con José Manuel Gutiérrez, de 30 años, funcionario del Estado, vio.-presidente de la Federación Madrileña de Béisbol y leftfielder (extremo izquierdo) del Tajamar, de la Liga de Madrid.José Manuel manifestó que probablemente la edad de oro del béisbol en España fueron los años -sesenta, cuando llegaron muchos cubanos tras la revolución de Castro y todavía los yanquis vivían en las bases militares. "últimamente faltan buenos entrenado-res", manifestó José Manuel. "También falta dinero, claro".

Tal vez la superioridad de Cataluña -de los ocho clubes en la División de Honor, cuatro son catalanes- se deba a importante subvenciones oficiales. A escala europea, cada año se juega un tomeo en un país diferente. Holanda e Italia son las potencias actuales.

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Ahora bien, que nadie vea en esta alabanza al béisbol ningún apoyo al imperialismo cultural yanqui. Al revés: me adhiero totalmente a los esfuerzos de Javier García- Pellín, un estudiante de Políticas de 26 años y exterior centro de los Celtíberos, de San Sebastián de los Reyes, de la Primera División. Desde que se interesó por el deporte hace seis años, Javier ha abogado por el uso del castellano ante el vocabulario netamente americano del béisbol.

"Casi siempre existe una buena palabra española

en lugar de una inglesa", afirma Javier. "Lo qué pasa

es que por pereza o costumbre se utiliza el i ' nglés, y

además casi siempre mal pronunciado. El resultado

es que pocos españoles conocen este deporte porque

enseguida se encuentran con esta barrera lingüística,

En castellano, sería mucho más popular".

El otro día, al atardecer, me senté en el estadio de La Elipa y me acordé de aquella lejana tarde en el Yankee Stadium de Nueva York cuando, a la misma hora, mi equipo perdía 3-4 ante los White Sox, (Calcetines- Blancos) de Chicago en un partido crucial.

Era el final de la novena -y última- entrada (ya no digo inning), y aunque había un corredor en primera base (no se dicefirst base), ya se habían retirado dos Yankees y quedaban pocas esperanzas. Y entonces se presentó el gran DiMaggio. Se llegó a tres bolas (balls, no) y dos strikes (se admite esta paiabra), cuando el lanzador (ya no admitimos pitcher) lanzó con toda-su fuerza. Joe dio con la bola con toda la suya -"el chasquido del bate"- y la pelota terminó en el lejano tendido. ¡Home runt (También es aceptable el término). ¡Ganan los Yankees, 54

Está claro, ¿no?

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