El control del Olímpico de Marsella provoca una dura lucha política

Un fantasma recorre el fútbol francés: el fantasma del Olímpico de Marsella (OM). El club, ante una deuda de más de 6.800 millones, de la que el principal acreedor es el Estado se ha visto obligado a declararse incapaz afrontar su situación y el tribunal lo ha puesto bajo control de un administrador judicial. Es el final de un periodo nefasto iniciado en 1986 con la llegada de Tapie.

Entre 1989 y 1993 el OM ganó cinco títulos, de liga consecutivos, jugó dos veces la final de copa de Europa y la ganó en 1993. Para lograr ese palmarés hubo que fichar buenos jugadores, pagar sueldos astron...

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Un fantasma recorre el fútbol francés: el fantasma del Olímpico de Marsella (OM). El club, ante una deuda de más de 6.800 millones, de la que el principal acreedor es el Estado se ha visto obligado a declararse incapaz afrontar su situación y el tribunal lo ha puesto bajo control de un administrador judicial. Es el final de un periodo nefasto iniciado en 1986 con la llegada de Tapie.

Entre 1989 y 1993 el OM ganó cinco títulos, de liga consecutivos, jugó dos veces la final de copa de Europa y la ganó en 1993. Para lograr ese palmarés hubo que fichar buenos jugadores, pagar sueldos astronómicos y apostar por convertir la plantilla en el principal patrimonio del club. Pero no sólo eso. Entrenadores, propios y contrarios, árbitros y jugadores rivales también se beneficiaron de la munificencia de Tapie. Y tanto fue el cántaro a la fuente que en mayo de 1993, ante el modesto Valenciennes, se descubrió que era en la compra de partidos donde radicaba parte del poderío_del OM."La suspensión de pagos condena al OM a permanecer en segunda división una temporada más", explica el presidente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), "independientemente de que quede entre los tres primeros. Pero, en el caso de quedar cuarto o en una posición inferior, entonces, legalmente, aún debiera perder otra categoría". Lo cierto es que nadie desea tal cosa y quien menos el alcalde de Marsella, Robert Vigoroux, ex-socialista pasado al balladurinismo que parece destinado a convertirse en el nuevo presidente del OM'.

Vigouroux aspira a. renovar su mandato de alcalde y la presidencia del OM es un gran trampolín. Ha creado una Sociedad de Economía Mixta (SEM) en la que el 51% pertenecería al Ayuntamiento, a la Región y a la Provincia y el 49% a inversores privados. Obviamente esta SEM no heredará ninguna de las deudas anteriores, excepción hecha de las pendientes con la UEFA respecto a traspasos de jugadores a clubs extranjeros.

Para Bernard Tapie la deuda no corresponde a su mala gestión: "Al condenarnos a la Segunda División nos privaron de ingresos por valor de 150 millones de francos y ese es el déficit real del club. Nos quedamos sin patrocinador, sin televisión, sin partidos internacionales, Supercopa o Intercontínental, hubo que malvender el equipo. Ningún club pueden. vivir contando sólo con los ingresos de taquilla o con lo que aportan los socios".

Para Vigouroux, una vez declarado Tapie ineligible como candidato municipal y alejado del club, el OM es ahora una conquista fácil y barata. Jean-Claude Gaudin, presidente del Consejo Regional y chiraquiano, y Lucien Weygand, presidente de la Provincia y socialista, han tenido que sumarse a la maniobra de Vigouroux para no aparecer como los sepultureros del OM. Hace dos años nadie daba un, duro por el destino de alcalde de Vigouroux y ahora, gracias a un OM en segunda pero libre de deudas, el hombre parece dirigirse hacia una reeleclón cómoda bajo la bandera que sea.

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