Sabonís continúa sembrando el terror

El lituano acompleja al Amway y le asegura al Madrid el cuarto puesto

Fue un partido de miradas. Las iracundas de Sabonis a alguno de sus compañeros, con mención especial a Martín, y las escandalosamente asustadas de los jugadores del Amway a su banquillo, cuya traducción es bien sencillaimpotencia. Sabonis seguía en pista.Al Real Madrid, que ya se ha asegurado la cuarta plaza en la Liga regular, no le costó lo más mínimo ganar a uno de sus rivales directos en la lucha por llegar lo más arriba posible. A las blancos les bastó la disciplinada aplicación de su particular ley del terror, esa que últimamente dictan sin compasión Sabonis y Arlauckas para borrar, de u...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Fue un partido de miradas. Las iracundas de Sabonis a alguno de sus compañeros, con mención especial a Martín, y las escandalosamente asustadas de los jugadores del Amway a su banquillo, cuya traducción es bien sencillaimpotencia. Sabonis seguía en pista.Al Real Madrid, que ya se ha asegurado la cuarta plaza en la Liga regular, no le costó lo más mínimo ganar a uno de sus rivales directos en la lucha por llegar lo más arriba posible. A las blancos les bastó la disciplinada aplicación de su particular ley del terror, esa que últimamente dictan sin compasión Sabonis y Arlauckas para borrar, de un plumazo al Amway. Por si no fuera suficiente, ayer apareció Skeeter Heriry para aliviar el único problema de los madridistas, el tiro exterior.

Más información

Alfred Julbe echó mano del joven Zubizarreta, al que puso en el quinteto inicial, para detener a Sabonis. No hace falta decir lo que pasó. Hay propósitos tan admirables como vanos. A los 10 minutos el Madrid ya mandaba por nueve y el chaval, que se fajó lo que no se fajó Bannister, veía al lituano desde el banquillo por culpa de sus tres personales.

Sabonis no perdonaba. A nadie. Ni al rival, ni a alguno de sus compañeros,, ni a los árbitros. Víctor Mas se llevó la mirada más terrorífica del día. Daba igual que Madrid fuera ampliando su cómoda ventaja. El lituano quería más. Le sentó Obradovic en el minuto 13, con 32-24 en el marcador. Salió Martín para vérselas con Romay en un curioso duelo, en el que lo difícil es averiguar quien está más de vuelta. Ya por entonces el único que andaba en el conjunto blanco era Arlauckas, otro que anda iluminado.

El Amway sólo respiró cuando el Madrid se relajó en la cocina. Apretó a Arlaudkas en defensa y obligó a los de Obradovic a hacer lo que no saben, tirar desde el exterior, con el pobre resultado fácilmente imaginable, del que sólo se escapó García Coll, autor de tres triples.

El Arriway apenas enseñába a Toolson, intratable lejos del aro y a Alberto kngulo, al que le sobró tiempo de banquillo. El resto intentó sobrevivir malamente a un partido que el Madrid manejó al conocido ritmo de las canastas, las asistencias y los rebotes de un Sabonis que tuvo que volver a pista para evitar sorpresas, con 39-35 en el descanso.

Ese resultado hacía pensar que había partido. Falso. La salida del Madrid en la reanudación fue demoledora. Un parcial de 13-0 impidió la batalla. Los blancos le habían dicho adiós a su 1 rival (66-44, minuto 29) pese a la. mala noche de Cargol, Biriukov y compañía, esos qué llevan demasiado tiempo con malas noches. Y el que sí emergió fue Henry, que vivió toda la segunda parte en un inusual estado de gracia, promediando un 88% de acierto en el tiro.

Quedaban, sí, muchos minutos. Pero muy poco partido. El Amway no reaccionaba ni de lejos, con Turner espídico y Toolson perdido. Volvió a sentar Obradovic a Sabonis como para ver qué pasaba. Y pasó que los de Zaragoza se acercaron tímidamente, 75-62 a falta de tres minutos. Volvió Sabas, claro. Pero fue Henry quien, con un triple desde su casa, le echó al cierre a un partido en el qué Sabonis, que sigue caliente, volvió a maltratar a todo lo que se le puso delante. Y el Amway, qué remedio, huyó aterrorizado.

Archivado En