La Real Sociedad y Kodro solventan un trámite
El sanedrín del fútbol (léase los banquillos) suele reivindicar la belleza del empate sin goles frente a la visión comercial del fútbol que manifiesta el graderío. El en vés de la definición asegura por tanto que los goles o las ocasiones no garantizan un partido con fuste. Real Sociedad y Vallado lid, en cuidados intensivos, pro tagonizaron un carrusel de oca siones sólo equiparable a los errores en el servicio. En buena medida, lo segundo precedía a lo primero.
Mientras, el respetable regalaba un aplauso a quien combinara en tres ocasiones en cualquier zona del campo. Lo hizo una ...
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El sanedrín del fútbol (léase los banquillos) suele reivindicar la belleza del empate sin goles frente a la visión comercial del fútbol que manifiesta el graderío. El en vés de la definición asegura por tanto que los goles o las ocasiones no garantizan un partido con fuste. Real Sociedad y Vallado lid, en cuidados intensivos, pro tagonizaron un carrusel de oca siones sólo equiparable a los errores en el servicio. En buena medida, lo segundo precedía a lo primero.
Mientras, el respetable regalaba un aplauso a quien combinara en tres ocasiones en cualquier zona del campo. Lo hizo una vez la Real Sociedad y obtuvo la recompensa del gol, aunque el sorteo resultó dudoso por presunto fuera de juego de Luis Pérez y después de Kodro en el remate.
El Valladolid afrontó la reanudación con mayor espíritu. Redondo, escaldado por su conservadurismo, dio entrada sucesivamente a Riesco y Nilson. Urban, más arropado, obtuvo una segunda oportunidad que malgastó con idéntica inocencia. La Real Sociedad entendió que el partido tenía una jerarquía oculta, la que presagia victorias contundentes, aunque no se aporten condiciones objetivas.
Idiakez, tras una genialidad de Kodro, y nuevamente el bosnio tras un disparo de Karpin, ajusticiaron al Valladolid.