Tribuna:

Hipocresia

Una cosa es predicar y otra dar trigo, ya se sabe, y que del dicho al hecho hay un trecho, pero entre dar trigo y alpiste, que es un cereal de pájaros, hay una diferencia: la que separa la hipocresía de la vergüenza.En España, en los últimos tiempos, hemos tenido ejemplos de las dos cosas, comenzando por todos esos que al amparo de. 100 años de honradez se han dedicado a hacer lo contrario de lo que predicaban y de lo que nos pedían a los contribuyentes. El ex gobernador del Banco de España, por ejemplo, que se dedicaba a dar lecciones dé economía mientras, presuntamente, defraudaba a Hacienda...

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Una cosa es predicar y otra dar trigo, ya se sabe, y que del dicho al hecho hay un trecho, pero entre dar trigo y alpiste, que es un cereal de pájaros, hay una diferencia: la que separa la hipocresía de la vergüenza.En España, en los últimos tiempos, hemos tenido ejemplos de las dos cosas, comenzando por todos esos que al amparo de. 100 años de honradez se han dedicado a hacer lo contrario de lo que predicaban y de lo que nos pedían a los contribuyentes. El ex gobernador del Banco de España, por ejemplo, que se dedicaba a dar lecciones dé economía mientras, presuntamente, defraudaba a Hacienda. O el ex director de la Guardia Civil Luis Roldán, que, mientras asistía a los entierros de los guardias asesinados por ETA, hacía negocio con los cuarteles.

El caso de hipocresía más flagrante, sin embargo, que he conocido es el de ese cura de la sierra madrileña que, al parecer, ha sido cogido in fraganti tras pagarle a una puta con dinero falso. El cura en cuestión, que, al parecer también, se había destacado últimamente entre los suyos tanto por su dedicación a su iglesia como por su espíritu pionero (aparte de hacer un logotipo de la parroquia y de poner un karaoke en la iglesia para uso de sus feligreses, fue el primero en poner una línea telefónica con los sermones del Papa en competencia directa con las llamadas líneas calientes), fue denunciado por una puta a la que pagó con billetes fotocopiados y a la que echó del. coche a empujones cuando ésta se dio cuenta. El cura ha dicho, según parece, que los billetes los llevaba para gastarle una broma a un amigo.

Pero lo peor no es eso. Lo peor es que enseguida todos sus compañeros se han solidarizado con él, poniendo, como Felipe González hizo una vez por Mariano Rubio, sus purísimas manos en el fuego. Aparte de que se les pueden quemar, como le pasó al presidente, ello supone de entrada asumir la hipocresía del compañero. Porque, al dar por sentada de antemano su inocencia (cosa que nada tiene que ver con la presunción legal), están negándosela a la puta, que en ese caso estaría mintiendo. Y, que yo sepa, los dos son hijos de Dios y a los dos les acoge la presunción de inocencia.

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