Jotas y romería urbana para recuperar la devoción a san Blas

Romeros urbanos, procesión por la ciudad. Todo, ayer en honor de san Blas. Por segundo año consecutivo se ha retomado, la tradición de su fiesta, perdida en décadas precedentes: el santo patrono de los males de garganta, nariz y oídos fue en andas desde Antón Martín hasta el parque del Retiro. Los romeros se dieron cita a las diez de la mañana en la iglesia de San Nicolás. Allí, el jefe de coordinación de actos públicos del Ayuntamiento, Santiago Estrada, leyó el pregón, informa Europa Press.

La procesión se encaminó por la calle de Atocha, plaza del Emperador Carlos V y cuesta d...

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Romeros urbanos, procesión por la ciudad. Todo, ayer en honor de san Blas. Por segundo año consecutivo se ha retomado, la tradición de su fiesta, perdida en décadas precedentes: el santo patrono de los males de garganta, nariz y oídos fue en andas desde Antón Martín hasta el parque del Retiro. Los romeros se dieron cita a las diez de la mañana en la iglesia de San Nicolás. Allí, el jefe de coordinación de actos públicos del Ayuntamiento, Santiago Estrada, leyó el pregón, informa Europa Press.

La procesión se encaminó por la calle de Atocha, plaza del Emperador Carlos V y cuesta de Moyano hasta internarse en el parque del Retiro. En una zona próxima al Observatorio Astronómico, en el cerro de San Blas, se celebró una misa romera. Luego vinieron los juegos y los bailes.

"Hay que recuperar las fiestas antiguas", comentaba una asistente, mientras bailaba una jota. El alcalde, José María Álvarez del Manzano, se confesaba contento y daba fe de lo ingerido: "Orujo, chorizo, vino tinto y anís". Y es que los romeros de San Blas dan trabajo al estómago, aunque el santo sea especialista en cuestiones de garganta.

La tradición madrileña de san Blas estaba prácticamente perdida. El santo llegó a disponer de ermita propia muy cerca de los Jerónimos. El templo, levantado en 1588 en un cerro, fue demolido a finales del siglo XIX. Se levantaba muy cerca del observatorio. Las imágenes de la ermita se trasladaron a la iglesia de San Sebastián, en la calle de Atocha. Con el paso del tiempo se fue perdiendo la tradición, que el Ayuntamiento volvió a impulsar el año pasado.

El concejal de Educación, Juventud y Deportes, José Gabriel Astudillo, señaló ayer que esta recuperación se inscribe en la política municipal de retomar las señas de identidad del pueblo madrileño y afirmar la personalidad de la villa y corte. Y los romeros parecían encantados de volver a sacar a la calle a un santo que también se festeja con panes que previenen los males que atiende la otorrinolaringología.

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