GENTE

ADULTO ARREPENTIDO

Una biografía publicada en el Reino Unido sobre el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, muerto en 1944 en misión de guerra en el Sáhara a los 44 años, escrita por Stacy Schiff, demuestra cómo el autor de El principito se pasó la gran parte de su vida de adulto para forjar su propio mito: un eterno héroe juvenil, mezcla, de Asterix y Tintín. Sin embargo, el galante aviador era un hombre solitario, de sensibilidad exquisita, que vivía de sus tres historias ocurridas en el desierto. Era feliz lejos de la civilización. Tan sólo vivió dos años en Nueva York, don...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una biografía publicada en el Reino Unido sobre el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, muerto en 1944 en misión de guerra en el Sáhara a los 44 años, escrita por Stacy Schiff, demuestra cómo el autor de El principito se pasó la gran parte de su vida de adulto para forjar su propio mito: un eterno héroe juvenil, mezcla, de Asterix y Tintín. Sin embargo, el galante aviador era un hombre solitario, de sensibilidad exquisita, que vivía de sus tres historias ocurridas en el desierto. Era feliz lejos de la civilización. Tan sólo vivió dos años en Nueva York, donde escribió El principito mientras se convertía en un miserable bebedor que decía "necesitar piedad y consuelo". Ante todo era un cuentista mágico, señala su biógrafo. En las reuniones sociales contaba mil y una vez su famoso accidente en el desierto de Libia en 1936 y su épica caminata a través de la arena en llamas, mientras su entusiasmo iba en aumento cuando la gente se le amontonaba para escucharlo. Exupéry era un hombre tímido, de gran imaginación, de ideas más que de hechos, que no soportaba la violencia ni las guerras; en la Guerra Civil española, en la que participó, se negó a tomar parte de un bando. En cierta forma rechazaba el mundo de los adultos y la mujer con la que se casó, Consuelo Gómez Carrillo del Salvador, era también infantil y romántica. Más que los personajes de su mito era una especie de Peter Pan que se negó a crecer y permaneció en su feliz infancia. De origen aristocrático, sus abuelos poseían un castillo medieval cerca de Saint-Tropez y entre aquél y otro castillo cerca de Lyón ocupó sus orígenes. Pero su escritura le delató: un maestro en la concisión, nada infantil; en el fondo, un adulto arrepentido.-

Archivado En