Tribuna

Por el buen camino

El Zaragoza goleó al Celta con un juego superior, tanto en defensa como en ataque. Su retaguardia se replegó muy bien para impedir los contraataques del conjunto gallego y su vanguardia se movió con rapidez en busca de huecos, lo que creó problemas continuos a la defensa céltica.Defensa. El Celta realizó ayer una defensa en zona, compuesta por cuatro hombres. Su labor fue complicada dada la movilidad que tienen los puntas del Zaragoza. En el inicio el equipo céltico intentó acortar el terreno de juego para atar un poco a los delanteros contrarios, pero no lo consiguió pues los centrocam...

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El Zaragoza goleó al Celta con un juego superior, tanto en defensa como en ataque. Su retaguardia se replegó muy bien para impedir los contraataques del conjunto gallego y su vanguardia se movió con rapidez en busca de huecos, lo que creó problemas continuos a la defensa céltica.Defensa. El Celta realizó ayer una defensa en zona, compuesta por cuatro hombres. Su labor fue complicada dada la movilidad que tienen los puntas del Zaragoza. En el inicio el equipo céltico intentó acortar el terreno de juego para atar un poco a los delanteros contrarios, pero no lo consiguió pues los centrocampistas aragoneses se encontraron muy_ sueltos y encontraban fácil la conexión con la delantera.

El Zaragoza, en cambio, estuvo en defensa muy tranquilo y seguro. No dio muchas oportunidades a los delanteros gallegos. Sólo permitió que llegaran con peligro en dos ocasiones.

Ataque. Los maños dispusieron de una delantera que obligó mucho a los defensas contrarios. Su movilidad fue constante, su calidad fue un arma que produjo muchas ocasiones de gol. Por si esto fuera poco, las incorporaciones de los centrocampistas abrieron unas posibilidades todavía mayores para llegar a la portería contraria.

Los vigueses no estuvieron muy lúcidos en ataque. Su única opción era buscar el pase vertical, por encima de la defensa, a Gudelj. Éste desperdició lo poco que tuvo peligro, a pesar de que todo el ataque de su equipo estaba diseñado para que él lo finalizara.

Conducir. Gudelj tuvo una oportunidad que ni pintada para un goleador. Recogió el balón a la altura de medios del Zaragoza, desde allí hasta la portería sólo estaba Cedrún. Condujo enfilando al guardameta. Por su derecha se acercaba Solana, el único defensa que podía ponerle en dificultad, ya que, al no, tener que estar pendiente en su carrera del balón, podía conseguir más velocidad. A partir de este momento, entra más en funcionamiento el entrenamiento mental que el físico. El atacante debe de cambiar la trayectoria. Tiene que buscar, colocar su cuerpo entre el esférico y el defensa. Así impedirá que éste pueda arrebatárselo sin hacerle falta o sin el riesgo de cometérsela. Está obligando a su enemigo a realizar un recorrido más largo, restando así efectividad a su mayor velocidad. Cuando alguien dispone de este tipo de ocasiones debe calcular todo, velocidad del que conduce y del que no, trayectoria del delantero y del defensa, además de la colocación del portero.

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