COMPETICIONES EUROPEAS

Liaño salvó al Deportivo del desastre

El guardameta gallego evitó una derrota mayor ante el Rosenborg

XOSÉ HERMIDA El Deportivo cayó en Noruega pero puede darse por satisfecho con el resultado. Al menos, la derrota mínima aún le permitirá enmendar en Riazor un partido horroroso, en el que llegó a estar a merced de un equipo que aunque no sea un paquete, tampoco parece tener demasiado futuro en la Copa de la UEFA. Los coruñeses nunca supieron encontrar el pulso a un encuentro demasiado gélido pero también bastante menos hosco de lo que cabía esperar. Durante la primera parte, a falta de juego, el Deportivo vivió con cierta decencia gracias a su célebre orden. En la segunda parte, pudo co...

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XOSÉ HERMIDA El Deportivo cayó en Noruega pero puede darse por satisfecho con el resultado. Al menos, la derrota mínima aún le permitirá enmendar en Riazor un partido horroroso, en el que llegó a estar a merced de un equipo que aunque no sea un paquete, tampoco parece tener demasiado futuro en la Copa de la UEFA. Los coruñeses nunca supieron encontrar el pulso a un encuentro demasiado gélido pero también bastante menos hosco de lo que cabía esperar. Durante la primera parte, a falta de juego, el Deportivo vivió con cierta decencia gracias a su célebre orden. En la segunda parte, pudo convertir la eliminatoria en una pesadilla. Aldana tuvo en el último minuto el gol del empate: sería inmerecido. Con algo más de puntería, los noruegos hubiesen condenado a su adversario.

Los gallegos afrontaban uno de esos partidos donde todo es tan frío -desde el clima hasta la escasez de público- que acaban inevitablemente sembrando la desconfianza. El Deportivo también estuvo ayer a punto del naufragio y, Más que su pericia, le salvó que el viento soplase a favor y, sobre todo, Liaño, que evitó varios goles.

El Deportivo sufría horrores para mantener la pelota en su poder. Ni Donato ni Fran pudieron nunca con el acoso de los gigantescos futbolistas nórdicos, y el cuero apenas traspasaba el medio campo. Al principio, el Rosenborg estuvo prudente. Entró con velocidad por las bandas, pero prefería amenazar únicamente con tiros lejanos. En la reanudación los locales perdieron el miedo. Y empezó un tormento que hizo estremecer al banquillo coruñés. La velocidad de los noruegos rajó las bandas del Deportivo. El gol llegó por la derecha en una acción casi increíble para un conjunto que se presumía tan tosco: un taconazo hacia el desmarque Loken, que marcó sobre la salida de Liaño.

El año pasado, en su debú continental, mostraron una madurez impensable. Ayer, con la experiencia de la temporada anterior, fueron más novatos, que nunca.

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