FUTBOL SEGUNDA DIVISION

El Leganés se queda sin casta

El equipo pepinero encaja cuatro goles en el 'derby' de la Ciudad Deportiva

Lentos, dispersos, descentrados y torpes. El lote de calificativos se lo llevaron ayer los jugadores del Leganés: cualquier parecido entre los pepineros y un equipo de fútbol fue pura coincidencia. ¿Cómo se juega al fútbol sin centro del campo? La plantilla del Leganés no encontró ayer respuesta a una pregunta que tal vez no la tenga.Juego organizado y tensión fueron dos conceptos extraños para los pupilos de Duque, que ayer definieron un tipo de juego peligrosamente individualista -"como esto no funciona, voy a ver si me lo monto yo solo", debieron pensar algunos jugadores-. Ante la ausencia ...

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Lentos, dispersos, descentrados y torpes. El lote de calificativos se lo llevaron ayer los jugadores del Leganés: cualquier parecido entre los pepineros y un equipo de fútbol fue pura coincidencia. ¿Cómo se juega al fútbol sin centro del campo? La plantilla del Leganés no encontró ayer respuesta a una pregunta que tal vez no la tenga.Juego organizado y tensión fueron dos conceptos extraños para los pupilos de Duque, que ayer definieron un tipo de juego peligrosamente individualista -"como esto no funciona, voy a ver si me lo monto yo solo", debieron pensar algunos jugadores-. Ante la ausencia de un organizador, Antonio, Alonso y Miguel Ángel iniciaban largas galopadas en solitario y acababan generalmente en el suelo, tras una serie de trompicones. El Real Madrid B, sin esforzarse demasiado, tiró de la calidad de su plantilla y se anotó cuatro roscos. Ante la adversidad, el Leganés no pudo acudir a una de sus mejores armas para los momentos difíciles: la casta. Ayer, se la dejaron en casa.

El conjunto de Luis Ángel Duque, como equipo, duró cinco minutos. Los que tardó Miguel Ángel, el más brillante ayer, en marcar el gol con el que el Lega abría gloriosamente su segunda temporada en la categoría. Los pepineros regalaron unos según dos de ensueño a sus más ruidosos seguidores. Por unos instantes, se soñó con un nuevo Lega desahogado y resolutivo. Así lo celebraban los de la Peña El Muro, que ocuparon un flanco del campo y le dieron ritmo brasileiro al partido con un completísimo despliegue de instrumentos de percusión.

Pero la euforia duró un suspiro. Con el gol llegaron los primeros síntomas de flacidez, de flojera estival. Optaron por aguantar el resultado y la bonanza de esta táctica expiró siete minutos más tarde. El Madrid B se recompuso y empezó a tocarla. Dos penaltíes transformados por Gerardo y Velasco no fueron más que la lógica respuesta al implacable dominio que ejercían los blancos.

En el minuto 23 estuvo una de las claves del partido. Fue cuando Antonio recibió un balón franco en el área. Solo ante la desesperada salida de Valerio, no supo batir al meta blanco. Por aquel entonces, el marcador reflejaba un empate.

El toque mágico de la mañana lo puso Jaime. Con un zapatazo imparable desde 30 metros, levantó a la afición. Su detalle fue el reflejo de la evidente superioridad técnica del conjunto madridista. Los cachorros blancos jugaron una primera parte muy elegante, con destellos de clase: Valdano estaba en las gradas.

Los defenestrados

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El segundo tiempo fue soporífero. Duque defenestró a los que se habían encargado de llevar la bola hasta entonces (Andrés y Alfredo) y colocó en punta a Íñigo y Luis Ricardo. La batuta en el centro del campo pasó a manos de Alonso y Antonio, recolocado en una demarcación poco usual. Ninguno de los dos recogió el testigo. Nadie quería hacerse con los mandos y si, por accidente, les llegaba un balón a los pies, avanzaban sin convicción y lo acababan regalando a la zaga.

Para colmo de males, a los 20 minutos del segundo acto era retirado en camilla Tocho, el más sólido de los defensores de Duque. Con los dos cambios ya realizados, los pepineros se quedaban con 10 jugadores para el resto de partido.

La lentitud del cuadro pepinero fue desesperante. En este apartado, hubo reparto de medallas al más remolón. La banda derecha se llevo el gordo: Guti y Chuso siguen de vacaciones.

Tras el cuarto gol del Madrid, la falta de tensión de los pepineros se convirtió en relax. El capitán Dorado se desgañitó para poner firmes a los más remolones. "Como no cambie esto, lo vamos a pasar muy mal", comentó un aficionado del Lega al abandonar la Ciudad Deportiva.

El mal juego del Leganés con virtió en astros a los jugadores del filial madridista. El joven Dani, que ya ha pasado por el primer equipo, parecía mundialista, se adornada, recortaba aquí y hasta quebraba allá.

El columpio de Duque

"El equipo no ha hecho el ridículo", afirmaba ayer tras el partido Luis Ángel Duque, entrenador del Leganés. "Mis jugadores se merecen todo el respeto del mundo", dijo, "y si tengo que ponerles firmes algún día, me columpiaré en el lóbulo de sus orejas". Y añadió, bajando a la arena de lo escatológico: "Sólo les pondré a parir el día en que se caguen".El técnico madrileño se lamentó de que algunos de sus jugadores perdieran la concentración al tener el marcador en contra: "Hay que estar centrado en el partido aunque pierdas por 10 goles". Además señaló que los recién incorporados no se han adaptado a las particulares características del Lega: aún les falta casta. Sólo salvó de la quema a Miguel Ángel y a Tocho, el joven central procedente del filial: "El equipo está muy bajo de forma, está al 40%".

No obstante, Duque señaló que la derrota sufrida ayer no debería ser magnificada: "El año pasado sólo sumamos tres puntos de los veinte primeros y nos salvamos. Este año espero que sumemos algunos más en la primera vuelta". Las bajas de Mesas, David y Vilaseca no sirven para explicar la derrota, según Duque: "Son bajas tan importantes como cualquier otra".

Rafael Benítez, el técnico madridista, se mostró satisfecho con el rendimiento de su equipo: "El resultado es justo y refleja nuestra clara superioridad".

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