Ligue de adosado

Un centro comercial de Pozuelo vuelve a sacar de apuros al cine de Madrid

Los cimientos del Zoco (centro comercial) de Pozuelo no se estremecieron cuando las cámaras del equipo del director de cine José Luis García Sánchez quedaron instaladas en una de las entradas para rodar la primera escena de El seductor. José, camarero del bar principal, no se peiné con más esmero que de costumbre. "Ya estamos acostumbrados. No sólo ruedan aquí películas, sino también spots de publicidad y documentales" explica con la certeza que da la experiencia de haber puesto cervezas en muchos rodajes.García Sánchez, director de Tirano Banderas, está decidido a ...

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Los cimientos del Zoco (centro comercial) de Pozuelo no se estremecieron cuando las cámaras del equipo del director de cine José Luis García Sánchez quedaron instaladas en una de las entradas para rodar la primera escena de El seductor. José, camarero del bar principal, no se peiné con más esmero que de costumbre. "Ya estamos acostumbrados. No sólo ruedan aquí películas, sino también spots de publicidad y documentales" explica con la certeza que da la experiencia de haber puesto cervezas en muchos rodajes.García Sánchez, director de Tirano Banderas, está decidido a rescatar del olvido el género de la comedia y se propone llevar a cientos de miles de jóvenes a ver El seductor, una cinta que transcurre en verano en dos chalés adosados de Villanueva de la Cañada. "Es una película veraniega y juvenil, pero no es cine de rebajas" asegura el director, que llevaba tres años sin sacar las cámaras a las calles de Madrid. Tirano Banderas, su último rodaje, le entretuvo varios meses en La Habana. Ahora que García Sánchez puede dormir en su casa mientras trabaja, añora los rodajes que le obligan a pasar las noches en hoteles. El novel valenciano de 15 años Antonio Hortelano y María Barranco son los actores que encabezan el reparto y que se seducirán mutuamente.

El productor Pedro Masó Postigo explica que no ha supuesto ningún dinero extra llevar las cámaras al centro comercial. "Hemos recibido todo tipo de colaboración municipal y del establecimiento" señala. Masó Postigo sabe que Madrid es harina de otro costal. "Pedir un permiso puede llevarte varios días. Es una suerte que el guión nos exigiera salir de Madrid, porque en verano la burocracia se recrudece", añade. Los dos chalés adosados les han salido económicos. "Es una pena que los madrileños nos tengamos que ir a rodar fuera, porque somos los que mejor podemos enseñar la ciudad" apunta.

Mientras tanto, los técnicos, que instalaron en la tarde de ayer un solitario camión para la unidad móvil que no molestaba a nadie, intentaban conseguir coches que hicieran bulto en el aparcamiento, donde transcurría una escena. A las cinco de la tarde, en Pozuelo sólo volaban las moscas.

Más que estrellas de cine y más que curiosos, ayer se congregaron nubes de moscas ociosas en el centro comercial. Los técnicos le daban doble uso al dorso de la mano: primero se enjugaban el sudor de la frente, y luego espantaban los insectos.

Antonio Hortelano y María Barranco tuvieron más suerte: sólo tenían que ocuparse de las moscas; una maquilladora vigilaba que el sudor no les marcara el rostro. Nadie se acercó a pedirles un autógrafo. Sin embargo, Hortelano, el seductor, practicaba con las chicas más guapas y les susurraba con su cara salpicada de espinillas: "Hola, preciosa".

Las tiendas del centro comercial estaban más pendientes de vender que de husmear en el rodaje. "Están rodando La mujer cruel, dirigida por Alfonso Masó", sentenció un cliente sin inmutarse. "Lo que de verdad me extrañaría sería que un verano no rodaran en este centro" apuntó una vecina de Pozuelo que buscaba. un par de zapatos rebajados mientras García Sánchez gritaba en la puerta "Vamos allá".

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