Cartas al director

Torneo de baloncesto 'tres contra tres'

Me dirijo a EL PAÍS en relación con la carta publicada con fecha 3 de julio de 1995, en la sección Cartas al director, con referencia al Torneo tres contra tres, escrita por Angel Abril.El señor Abril no, ha sido en su denuncia nada imparcial ni objetivo, además de tener una frágil memoria. Le recordaré al señor Abril que durante el transcurso del partido todo fueron amenazas y coacciones: "Nos vamos", "nos retiramos", etcétera, al moderador del partido, y no juez árbitro, por el mero hecho de que los jugadores del equipo de Villalba le recriminaban a los contrarios no saberse las reg...

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Me dirijo a EL PAÍS en relación con la carta publicada con fecha 3 de julio de 1995, en la sección Cartas al director, con referencia al Torneo tres contra tres, escrita por Angel Abril.El señor Abril no, ha sido en su denuncia nada imparcial ni objetivo, además de tener una frágil memoria. Le recordaré al señor Abril que durante el transcurso del partido todo fueron amenazas y coacciones: "Nos vamos", "nos retiramos", etcétera, al moderador del partido, y no juez árbitro, por el mero hecho de que los jugadores del equipo de Villalba le recriminaban a los contrarios no saberse las reglas del juego, hecho que quedó de mostrado al final del partido.

Volviendo al partido, faltando tres minutos para que terminara, y estando el marcador 15 a 15, el equipo All Star convirtió una canasta antirreglamentaria de dos puntos. Los niños intentaron hacer ver al moderador que la canasta era antirreglamentaria. El moderador nos dijo que las protestas se hacían en la mesa de anotaciones. Lógicamente, impugnamos el partido.

El señor Abril debe recordar que el coordinador general, "al cual no tenía el gusto de conocer", dio la oportunidad a los dos equipos de jugar los tres últimos minutos con el resultado de 15 a 15 y el equipo que terminara con mas puntos sería el ganador.

Ángel Abril, con un vocabulario bastante soez y unas formas no muy aptas para los niños, se negó con rotundidad a aceptar la oferta. Es más, en un vídeo casero pudieron comprobar ellos mismos que la última jugada del partido fue irregular. Señor Abril, la próxima vez que su hijo quiera participar en un torneo, quédense usted y su soberbia en su casa: seguro que su hijo quedará campeón-

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