TOUR 94

Induráin engorda a sus gregarios

Mientras Ugrumov se aposenta en el podio, el, líder se dedica a ampliar el botín

Ugrumov ha lanzado un órdago para subir al podio. Apuesta de tal envergadura a estas alturas no podía deparar más que un resultado demoledor. Todos los corredores que empezaban a frotárselas manos porque iban a salir en la foto junto a Induráin en París ahora tiemblan. Pantani ya conoce la extenuación, Leblanc pasa un calvario cada día y Virenque aguanta gracias a su orgullo juvenil. El envite no va con Induráin, que se dedica en este final de Tour a engordar el botín del equipo. Las disputas menores que libra con Virenque han supuesto 276.000 pesetas más, que repartirá entre sus compañeros.In...

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Ugrumov ha lanzado un órdago para subir al podio. Apuesta de tal envergadura a estas alturas no podía deparar más que un resultado demoledor. Todos los corredores que empezaban a frotárselas manos porque iban a salir en la foto junto a Induráin en París ahora tiemblan. Pantani ya conoce la extenuación, Leblanc pasa un calvario cada día y Virenque aguanta gracias a su orgullo juvenil. El envite no va con Induráin, que se dedica en este final de Tour a engordar el botín del equipo. Las disputas menores que libra con Virenque han supuesto 276.000 pesetas más, que repartirá entre sus compañeros.Induráin se picó con Virenque en la cima del último puerto. Pasar segundo -primero ya había sido Ugrumov, que iba escapado- significaba 36.000 pesetas más. En la meta la diferencia era más suculenta: 240.000 pesetas para el segundo y 120.000 para el tercero. Merecía la pena el esfuerzo, ahora que el Tour ya está ganado. De paso, frenaba la insolencia de Virenque: "Quise ganar a Induráin en Val Thorens, porque yo también tengo mi orgullo", había dicho, comentando la etapa del miércoles , en la que el líder le disputó, y ganó, la cima de La Madeleine.

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A algo tiene que dedicarse Induráin, mientras los demás están a tortas en plena carrera. Las que repartió Ugrumov en estos dos últimos días han hecho daño. Atacó en la etapa reina y lo volvió a hacer ayer. Dos minutos el miércoles,otros dos ayer y ya es tercero. El solito ha podido con dos armadas poderosas, la del Festina (Virenque, Lino y Leblanc) y la del Carrera (Pulnikov y Pantani). Estos corredores se pasaron persiguiéndole toda la jornada, puerto arriba y puerto abajo, y no pudieron con él.

También iba Induráin en el grupo, pero de invitado. Cuando Pantani y Leblanc quedaron. agotados tras el ritmo de caza que habían impuesto, el líder se encontró en cabeza, miró a su derecha, a su izquierda, y dejó de pedalear. Ugrumov no le había hecho nada a él, así que fueran otros quienes se dejaran la vida.

Pantani no estaba ayer para montar su espectáculo de cada día. Por primera vez en lo que va de temporada, llegó la montaña y se quedó sentado. En la etapa más decisiva de su vida, porque si no reducía la distancia con Ugrumov perdía el tercer puesto, se quedó sin fuerzas. Tanto derroche en Hautacam, Luz Ardiden, Mont Ventoux, Alpe d'Huez y Val Thorens, para que una montaña sin leyenda alguna, Colombière, pudiera con él. Las únicas energías que conservaba las gastó en estirar el pelotón.

Invitado a la cacería, Induráin metió en el zurrón cuanto pudo sin dar por ello ninguna pedalada de más. Se escapó en el descenso con Virenque, porque los demás no tenían fuerzas ni para bajar. El lo que no iba a hacer era bajar frenando y, ya metidos en escapada, tenía que dar algún relevo para quedar bien. Contribuyó a que Virenque se distanciara de Pantani y a que no se le acercara demasiado Ugrumov en le clasificación general, pero indirectamente. La ocasión de llegar junto a Virenque le dio oportunidad para mostrar el abismo que hay entre ambos. Dejó que el joven fuera delante con la meta ya a la vista, éste le invitó a pasar, Induráin lo hizo, se puso en pie, Virenque le imitó y cuando alzó la cabeza, el líder iba veinte metros por delante.

El segundo puesto significaban 120.000 pesetas de diferencia con respecto al tercero. Mejor era el primero, que se paga con 1,2 millones de pesetas. Pero ya empieza a haber bastante en la caja, y más que habrá, porque en París le espera un talón por valor de 48 millones de pesetas. Entonces Induráin cogerá todo el dinero, hará diez partes y las repartirá entre sus compañeros. El recuento ha empezado.

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