El embajador de los Emiratos Arabes Unidos, acusado de encerrar a la familia de su jardinero

Un conflicto laboral entre Ahmed Zriri Mofadal, el jardinero de la residencia del embajador de los Emiratos Árabes Unidos, y el propio diplomático ha llegado al juzgado de guardia. El primero ha denunciado al embajador por marcharse de viaje y dejar encerrados en la finca a las dos mujeres y los seis hijos del trabajador, según informó ayer la cadena SER. Gruesas cadenas cerraban ayer este edificio situado en el numero 21 de la Avenida de Miraflores, en Puerta de Hierro.El embajador llegó al cargo hace dos años y decidió prescindir de varios empleados, entre ellos el jardinero, que llevaba una...

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Un conflicto laboral entre Ahmed Zriri Mofadal, el jardinero de la residencia del embajador de los Emiratos Árabes Unidos, y el propio diplomático ha llegado al juzgado de guardia. El primero ha denunciado al embajador por marcharse de viaje y dejar encerrados en la finca a las dos mujeres y los seis hijos del trabajador, según informó ayer la cadena SER. Gruesas cadenas cerraban ayer este edificio situado en el numero 21 de la Avenida de Miraflores, en Puerta de Hierro.El embajador llegó al cargo hace dos años y decidió prescindir de varios empleados, entre ellos el jardinero, que llevaba una década y media trabajando en este edificio. El asalariado presentó una demanda contra el despido y la ganó, con lo que le correspondía una indemnización. Pero, según el empleado, su patrón se negaba a dársela. Y él se resistía a abandonar la residencia sin su dinero.

El lunes, el jardinero se encontraba fuera y el embajador decidió salir de viaje. Las dos mujeres y los chiquillos, con edades entre los 6 meses y los 16 años, se negaban a dejar la mansión sin el dinero.

El representante diplomático, siempre según la versión dada por el jardinero en la radio, decidió dejarles recluídos en la zona del jardín donde se encuentra una casa de dos habitaciones en la que siempre han vivido.

El jardinero asegura que él no puede entrar a la finca y su familia no puede salir, a no ser que salten una valla de dos metros que les separa del acceso principal. Al tratarse de una dependencia de un país extranjero la policía no podría entrar sin un permiso especial. La guardia civil custodia el edificio. Este periódico intentó ayer, sin éxito, ponerse en contacto con representantes de la Embajada y de la residencia del diplomático.

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