La hierba ya no es para las vacas

Hasta dónde pueden llegar los tenistas españoles en este torneo de Wimbledon sigue siendo una incógnita. Pero a punto de cerrar la primera semana, uno de los tópicos nacionales ha saltado por los aires: la hierba es para las vacas. Esta frase, tan escuchada entre los tenistas españoles desde que Santana ganó en 1966, ha perdido todo su sentido.El mismo Sergi Bruguera acaba de darse cuenta de que no sólo es capaz de jugar sobre hierba, sino que además puede hacerlo muy bien. Precisó más de cuatro horas para vencer por 13-11 en el quinto set a un especialista como el australiano Patrick Rafter. ...

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Hasta dónde pueden llegar los tenistas españoles en este torneo de Wimbledon sigue siendo una incógnita. Pero a punto de cerrar la primera semana, uno de los tópicos nacionales ha saltado por los aires: la hierba es para las vacas. Esta frase, tan escuchada entre los tenistas españoles desde que Santana ganó en 1966, ha perdido todo su sentido.El mismo Sergi Bruguera acaba de darse cuenta de que no sólo es capaz de jugar sobre hierba, sino que además puede hacerlo muy bien. Precisó más de cuatro horas para vencer por 13-11 en el quinto set a un especialista como el australiano Patrick Rafter. Sin embargo, aunque hubiera perdido, el efecto que el partido hubiese producido en su cabeza habría sido el mismo. Quedó patente en su partido de ayer ante el francés Fleurian. Bruguera ha cambiado su mentalidad respecto a la hierba: tal vez siga sin gustarle, pero ahora sabe que puede adaptarse al tipo de juego que necesita para ganar en ella.

Sergi y Jordi Burillo mantienen vivas las esperanzas en el cuadro masculino. En el femenino las posibilidades parecen haberse desbordado. La lógica de las clasificaciones indica que Arantxa Sánchez (2ª mundial) y Conchita Martínez (3ª) son las máximas candidatas a disputar la final, tras la eliminación de Graf. El cuadro es más duro para Arantxa, que debe enfrentarse a Zina Garrison en octavos y a Navratilova o Novotna en semifinales. La prueba de fuego de Conchita, en cambio, llegará en los cuartos de final, cuando se enfrente a Davenport o a Sabatini.

En cualquier caso, ocurra lo que ocurra en Londres parece claro que la hierba ha dejado de ser una asignatura pendiente para los españoles. A partir de ahora también en Wimbledon es posible soñar.

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