Cuidado con las residencias privadas
Las residencias son algo que ha nacido con nuestro mejor tipo de sociedad. Pero, si analizamos su contenido, vemos que es frío, vacío y melancólico. Las personas en ellas viven en un mundo aislado, falto de total cariño; indefensas y dejadas de la mano de Dios.Después de costar una fortuna (de 160.000 a 200.000 pesetas por término medio) para una persona asistida, ésta no siempre se encuentra atendida.
Es, señores, el chollo del siglo. Pero cabe preguntarse: si el Ayuntamiento no dispone de medios económicos para poder crear más residencias sociales, ¿por qué no subvenciona, por ...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Las residencias son algo que ha nacido con nuestro mejor tipo de sociedad. Pero, si analizamos su contenido, vemos que es frío, vacío y melancólico. Las personas en ellas viven en un mundo aislado, falto de total cariño; indefensas y dejadas de la mano de Dios.Después de costar una fortuna (de 160.000 a 200.000 pesetas por término medio) para una persona asistida, ésta no siempre se encuentra atendida.
Es, señores, el chollo del siglo. Pero cabe preguntarse: si el Ayuntamiento no dispone de medios económicos para poder crear más residencias sociales, ¿por qué no subvenciona, por lo menos en parte, estas residencias privadas? Y sobre todo, y lo más importante, ¿por qué no se crean de forma automática inspecciones a dichas residencias? Pues se están cometiendo bastantes irregularidades en algunas de ellas.-