Una bodega sobre dos ruedas

La etapa que terminó el jueves en Bra puede ser llamada la de la gran borrachera. No es que a todos los corredores les diera por empinar el codo, no. Simplemente se atravesaba una más de las decenas de zonas vinícolas de Italia y en las metas volantes organizadas por los pueblos sólo sabían dar vino como premio. Así, Rodolfo Massi ganó 300 botellas en Rivalta Bormida; Casagrande, 120; Sorensen, 200. Ghirotto, el ganador en Bra, se tuvo que conformar sólo con 24. Al menos recibió algo. A otros les tocó pagar. Prudencio Induráin, que precisamente cumplía años (26), no sólo no recibió ningún rega...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La etapa que terminó el jueves en Bra puede ser llamada la de la gran borrachera. No es que a todos los corredores les diera por empinar el codo, no. Simplemente se atravesaba una más de las decenas de zonas vinícolas de Italia y en las metas volantes organizadas por los pueblos sólo sabían dar vino como premio. Así, Rodolfo Massi ganó 300 botellas en Rivalta Bormida; Casagrande, 120; Sorensen, 200. Ghirotto, el ganador en Bra, se tuvo que conformar sólo con 24. Al menos recibió algo. A otros les tocó pagar. Prudencio Induráin, que precisamente cumplía años (26), no sólo no recibió ningún regalo de su hermano, sino que tuvo que apoquinar 5.000 pesetas de multa por olvidarse de poner su número en el cuadro de la bicicleta.

Archivado En