Entrevista

“Tenemos que hacer las cosas bien, y explicarlas”

Son un centenar, a veces más, los pisos que se subastan cada mes en los juzgados de Madrid. Se venden por un precio muy inferior al del mercado y se trata de viviendas que han sido embargadas a sus dueños por impago de la hipoteca u otras causas. Y no sólo se subastan pisos en la plaza de Castilla: hace unos días se vendieron 250 coches, en lotes. Sin embargo, los subasteros tienen puesta su mirada en los juzgados hipotecarios.Con al menos dos semanas de antelación, los subasteros saben qué piso va a salir a subasta, cuánto vale, dónde está enclavado. Si algún intruso se inte...

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Son un centenar, a veces más, los pisos que se subastan cada mes en los juzgados de Madrid. Se venden por un precio muy inferior al del mercado y se trata de viviendas que han sido embargadas a sus dueños por impago de la hipoteca u otras causas. Y no sólo se subastan pisos en la plaza de Castilla: hace unos días se vendieron 250 coches, en lotes. Sin embargo, los subasteros tienen puesta su mirada en los juzgados hipotecarios.Con al menos dos semanas de antelación, los subasteros saben qué piso va a salir a subasta, cuánto vale, dónde está enclavado. Si algún intruso se interesa por él, pujan hasta aburrirle. Ellos quieren las viviendas para enajenarlas después al precio del mercado. O bien cobran una comisión para permitir que los adquieran otras personas.

La juez Carmena tiene constancia de que cobran "comisiones de entre un 5% y un 10% del valor del bien". "Eso es totalmente ilegal", subraya la actual decana de los 184 jueces de Madrid. Ex militante del PCE, Carmena, de 50 años, se hizo juez tras trabajar como abogada laboralista en el despacho de Atocha. Se salvó por poco de la matanza. Fue elegida decana el año pasado, tras su paso por un juzgado de vigilancia penitenciaria, donde destacó por sus pulsos con Instituciones Penitenciarias en defensa de los presos.

Pregunta. ¿No sería mejor adoptar medidas penales contra los subasteros?

Me encanta demostrar con la práctica que luchar por cosas diferentes y mejores no es ser utópico

Respuesta. Cuando era juez de primera instancia, en 1986, envié un testimonio al juzgado de guardia: veía lo que estaba pasando. Pero ese sumario ha causado cierta desesperanza, porque hace ya ocho años y creo que aún no se ha celebrado el juicio. De todas formas, yo confío poco en el derecho penal como rectificador de conductas. Confío más en los ciudadanos debidamente organizados (asociaciones de defensa del consumidor) para acabar con esta situación: hay abogados con ganas de trabajar y ciudadanos que necesitan casas baratas; y aquí, en las subastas, vendemos pisos baratos.

P. ¿Se siente cómoda en una junta de jueces tan variopinta ideológicamente?

R. Estoy muy satisfecha. Estoy conociendo a muchos compañeros de los que antes sólo sabía sus nombres. Podemos pensar de forma distinta, pero todos demostramos un talante liberal y democrático. También estoy especialmente satisfecha porque durante mucho tiempo se me ha reprochado utopismo mis planteamientos; ahora me encanta poder demostrar con la práctica que lucnar por cosas diferentes y mejores no es ser utópico.

P. ¿Cuántos ciudadanos visitan diariamente los Juzgados de la Plaza de Castilla?

R. Unos 5.000.

P. ¿Es consciente de que, si se produce un incendio, no hay escaleras de emergencia?

R. Estamos estudiando un plan global de seguridad para ambos edificios.

P. ¿Qué ha cambiado en los juzgados de Madrid desde que usted llegó?

R. Ya hay servicios que funcionan mucho mejor. Por ejemplo, la oficina de notificaciones y embargos. Ahora se están ejecutando en un plazo inferior a 10 días. Aunque, en los barrios elegantes de Madrid, nos está resultando difícil efectuar notificaciones. Los porteros no facilitan el trabajo y en algunas urbanizaciones hay peros que no dejan pasar al funcionario.

Hemos tenido que comprar un aparato ahuyentaperros y denunciar a algunos porteros habrá más denuncias. La sociedad de Madrid tiene que saber que a la justicia hay que respetarla y que las sentencias deben cumplirse. También hemos mejorado otros muchos servicios, y sin apenas coste: hemos creado un departamento de quejas y una revista de comunicación.

P. ¿De qué se quejan los ciudadanos?

R. Se quejan de que no entienden el trato que reciben. Si a un ciudadano se le explica por qué su causa está retrasada, seguro que lo entiende. Es importante que hagamos las cosas bien y que las expliquemos. Si no lo hacemos así, creamos una bolsa de incomprensión.

P. Usted anunció que iba a colocar relojes para controlar a los funcionarios. ¿Cuándo se van a instalar y por qué ha adoptado esta medida?

R. La decisión no fue mía, sino del Ministerio [de Justicia], aunque yo la aplaudí. Si no empleamos el tiempo que tenemos en trabajar, defraudamos a los ciudadanos. Es bueno que haya relojes, sin que ello impida establecer horarios flexibles; eso sí, con un cómputo global de trabajo estricto. Estarán funcionando en el próximo mes de mayo.

P. Cuando más necesita un usuario que esté abierto el juzgado es precisamente tras el turno de guardia. Sin embargo, los tres que diariamente hacen guardia están cerrados durante los dos días siguientes.

R. Es bueno que los juzgados estén abiertos siempre. Si no están los salientes de guardia, sí debería haber otros compañeros que se hagan cargo de ellos. Eso sería fácil. Los funcionarios que se van a dormir a casa, podrían trabajar al día siguiente.

P. En plena efervescencia de la corrupción, ¿cómo se explica el trato privilegiado a los políticos en los juzgados?

R. Yo no he dado un trato privilegiado a nadie. Todos los ciudadanos son iguales.

P. ¿Miguel Boyer o Mariano Rubio no volverán a entrar por la puerta de atrás?

R. En ningún caso. Recientemente, me llamó por teléfono el jefe del gabinete del ministro del Interior y me preguntó dónde debía ir para poner una denuncia. Le dije que al juzgado de guardia, le di la dirección y ahí quedó todo.

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