Cartas al director

Mas sobre el cambio de hora

Quisiera expresar mi oposición, enérgica, firme y razonada, a la reciente campaña desatada entre sus lectores contra el cambio de horario. No se trata de que a mí me vaya la marcha. Ojalá que no nos vuelvan a cambiar la hora, pero que dejen ésta, no la de invierno.La explicación es bien sencilla. Como a muchos de los cada vez menos españoles que trabajamos, me ocurre que mi ocupación impide mi ocio hasta las 19.00. No pertenezco, sin embargo, a los gremios del comercio y la hostelería, pero véase de esta manera a qué amplio espectro hago alusión. Por juventud y aficiones aprecio la vida y el d...

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Quisiera expresar mi oposición, enérgica, firme y razonada, a la reciente campaña desatada entre sus lectores contra el cambio de horario. No se trata de que a mí me vaya la marcha. Ojalá que no nos vuelvan a cambiar la hora, pero que dejen ésta, no la de invierno.La explicación es bien sencilla. Como a muchos de los cada vez menos españoles que trabajamos, me ocurre que mi ocupación impide mi ocio hasta las 19.00. No pertenezco, sin embargo, a los gremios del comercio y la hostelería, pero véase de esta manera a qué amplio espectro hago alusión. Por juventud y aficiones aprecio la vida y el deporte al aire libre, cosa que durante estos seis meses y gracias a la diferencia horaria que mantenemos con el sol podré disfrutar, a diario, sin tener que recurrir a las concurridas y maratonianas sesiones dominicales.

No me preocupa levantarme sin que haya amanecido. No tengo que respetar un horario para tomar infusiones, como sucede en Inglaterra. No se me indigesta una cena temprana por contemplar los últimos rayos de sol en el horizonte. No me preocupa la hora en que comiencen los espectáculos taurinos. Tampoco tengo miedo a salir de noche, hasta me gusta, y puedo dar fe que a las diez de la noche es noche cerrada en cualquier día del año.

Pero, por favor, tengo derecho a vivir un rato de día cada día, como el no menos ingente colectivo de estudiantes, funcionarios, parados, amos y amas de casa, jubilados, etcétera. Me gustaría de verdad que no se volviese a cambiar la hora, es cierto, pero estos seis meses de goce de la vida que se avecinan, que no me los toque nadie.-

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