Pánico de los musulmanes de Gorazde al tomar la ciudad los tanques serbios

Miles de musulmanes se agolpaban al caer la noche de ayer ante la sede del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en la ciudad de Gorazde, poco después de que los tanques serbios entraran en este enclave bosnio, teóricamente protegido por las Naciones Unidas. Las últimas defensas del Ejército bosnio (de mayoría musulmana) se desmoronaron ante la embestida final serbia.A merced de los agresores, Gorazde está a punto de convertirse en escenario de una matanza y un éxodo como los que han jalonado las guerras de la antigua Yugoslavia. Los cadáveres están esparcidos por las calles -...

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Miles de musulmanes se agolpaban al caer la noche de ayer ante la sede del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en la ciudad de Gorazde, poco después de que los tanques serbios entraran en este enclave bosnio, teóricamente protegido por las Naciones Unidas. Las últimas defensas del Ejército bosnio (de mayoría musulmana) se desmoronaron ante la embestida final serbia.A merced de los agresores, Gorazde está a punto de convertirse en escenario de una matanza y un éxodo como los que han jalonado las guerras de la antigua Yugoslavia. Los cadáveres están esparcidos por las calles -ayer murieron 21 personas- y nadie se atreve a recorgerlos, porque los francotiradores serbios apostados en posiciones avanzadas siembran el terror en el centro de la ciudad, según Ia patética descripción de un radioaficionado de Gorazde captado en Sarajevo. Los aviones de la OTAN tenían ya la orden de atacar a los serbios, pero las adversas condiciones meteorológicas, la difícil situación de los controladores aéreos y la imposibilidad de delimitar con claridad las posiciones de los dos bandos en conflicto convertían la misión en muy difícil, si no imposible.

Los aviones de la Alianza sobrevolaron a baja altura las posiciones serbias ayer por la. tarde, sin que tal intimidación fuera tomada en serio por los asaltantes de Gorazde.

Los serbios de Bosnia ni aceptaron un alto el fuego, ni se retiraron a tres kilómetros de sus posiciones anteriores, ni permitieron el despliegue de centenares de observadores de la ONU como había pactado en Pale su líder político, Radovan Karadzic.

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