El Zaragoza trunca su camino hacia Europa

El Lleida supo esperar su, oportunidad

El Lleida, un equipo que flirteó con las catacumbas de la clasificación, fue capaz de acabar con seis meses de victorias ininterrumpidas del Zaragoza en La Romareda, un estadio donde han caído estrepitosamente goleados esta temporada conjuntos como el Barcelona o el Tenerife. Además, lo hizo con autoridad, basando su juego en una defensa con una solidez imperturbable y buscando el contragolpe.El cuadro catalán se encontró, por si no fuera suficiente, con un par de aliados: la suerte al marcar su gol y las desgracias de las lesiones zaragocistas. Los aragoneses afrontaron todo el segundo tiempo...

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El Lleida, un equipo que flirteó con las catacumbas de la clasificación, fue capaz de acabar con seis meses de victorias ininterrumpidas del Zaragoza en La Romareda, un estadio donde han caído estrepitosamente goleados esta temporada conjuntos como el Barcelona o el Tenerife. Además, lo hizo con autoridad, basando su juego en una defensa con una solidez imperturbable y buscando el contragolpe.El cuadro catalán se encontró, por si no fuera suficiente, con un par de aliados: la suerte al marcar su gol y las desgracias de las lesiones zaragocistas. Los aragoneses afrontaron todo el segundo tiempo con una defensa inédita. A la lesión de Solana se sumó la de Cáceres y Víctor Fernández tuvo que improvisar una cobertura con Esteban, que reaparecía tras ocho meses de lesión; Fuertes, un jugador de la cantera que ha disputado un par de partidos en Primera y Lizarralde, habitual del banquillo, que escoltaban a Aguado. El Zaragoza acusó en exceso la dificultad para salir con el balón controlado y se perdió en su intento de jugar de forma diferente a la que está acostumbrado.

Una chilena de Gay en el minuto 8 que supuso el 1-0 hizo presumir que el Lleida abriría líneas, pero no se descompuso, aguantó el primer periodo, cuando el Zaragoza más y mejor apretó, y esperó a la reanudación para adueñarse del partido. Milinkovic, aliado con la fortuna, empató a los cuatro minutos y a partir de ahí el encuentro se convirtió en un esperar del Lleida. El público dirigió entonces sus miradas a Esnáider. El argentino se volvió en un par de ocasiones con los brazos abiertos al público de un fondo que recriminaba sus fallos, ganándose. la bronca.

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