Cartas al director

Cultura

La mejor medicina para curar la inmensa mayoría de los males que padecemos se llama cultura: es el único remedio. contra el racismo, por ejemplo, contra los totalitarismos, los integrismos políticos o religiosos, cualquier forma de fanatismo. Incluso la cultura puede resolver cuestiones mínimas como la suciedad de las calles de nuestras ciudades. Si educamos a nuestros hijos en el cuidado de las calles y les invitamos a no ensuciarlas, no habrá que dedicar tanto dinero y medios para limpiarlas.El respeto, la tolerancia, el interés por conocer la razón de los demás, sus costumbres, otras formas...

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La mejor medicina para curar la inmensa mayoría de los males que padecemos se llama cultura: es el único remedio. contra el racismo, por ejemplo, contra los totalitarismos, los integrismos políticos o religiosos, cualquier forma de fanatismo. Incluso la cultura puede resolver cuestiones mínimas como la suciedad de las calles de nuestras ciudades. Si educamos a nuestros hijos en el cuidado de las calles y les invitamos a no ensuciarlas, no habrá que dedicar tanto dinero y medios para limpiarlas.El respeto, la tolerancia, el interés por conocer la razón de los demás, sus costumbres, otras formas de vida, la aceptación del diferente en cualquier sentido, el entendimiento de la radical igualdad de todos los seres humanos, son factores positivos que se alcanzan a través de la cultura y nos hacen más felices.

Tenemos el deber de invertir en esta actividad social, mucho más productiva que una fábrica o una finca. Con la cultura podremos evitar odios, incomprensiones, radicalismos, todo lo que nos incordia y angustia. Fomentar la cultura no es dar subvenciones a los amigos, contratos a los afines, enriquecer a unos pocos elegidos por aparentar determinada ideología. Incluso estas desviaciones son incompatibles con el cabal sentido de la cultura universal, integrada por las aportaciones venidas de todos los sectores del pensamiento. Quiero hacer un llamamiento a todos, y más apremiante cuanto mayor sea su responsabilidad, para que no consideren la cultura cuestión secundaria, sino principal para sacamos de la crisis y resolver cualquier problema. Que no se recorten presupuestos o se escatimen gastos comenzando, como suele ser habitual, por este fundamental aspecto de nuestra convivencia. Podremos mirar el futuro con optimismo si aplicamos estas sencillas ideas-

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