La "mala" se declara culpable

Fin de la carrera de la patinadora Tonya Harding, condenada a tres años de libertad condicional

El folletín protagonizado por las patinadoras norteamericanas Tonya Harding y Nancy Kerrigan ha terminado, como era de esperar, con un resultado desfavorable para la primera. Harding ha decidido declararse culpable de obstrucción a la justicia en el caso de la agresión que sufrió su contrincante el pasado 6 de enero. Aquel día, unos matones, pagados según las investigaciones por el ex marido de Harding, golpearon en la rodilla a Kerrigan con una barra de hierro, después de un entrenamiento para el campeonato de Estados Unidos. De resultas del golpe, Kerrigan se retiró de la competición y Hardi...

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El folletín protagonizado por las patinadoras norteamericanas Tonya Harding y Nancy Kerrigan ha terminado, como era de esperar, con un resultado desfavorable para la primera. Harding ha decidido declararse culpable de obstrucción a la justicia en el caso de la agresión que sufrió su contrincante el pasado 6 de enero. Aquel día, unos matones, pagados según las investigaciones por el ex marido de Harding, golpearon en la rodilla a Kerrigan con una barra de hierro, después de un entrenamiento para el campeonato de Estados Unidos. De resultas del golpe, Kerrigan se retiró de la competición y Harding resuItó vencedora.Con su declaración de culpabilidad Harding evitará una condena que podría haberle supuesto casi cinco años de prisión a cambio de tres en libertad condicional y la prohibición de representar a su país en las competiciones internacionales. Es el fin de su carrera profesional. El juez Donald Londer, de Multnomah (Portland), la ha condenado además a 160.000 dólares de multa (22 millones de pesetas) y a dedicar 500 horas a trabajar para la comunidad. La patinadora ha aceptado además pasar un examen psiquiátrico. El remate ha sido la postura adoptada por la Asociación de Figuras de Patinaje de EE UU, que sin esperar más le retiró la licencia. Por ello no podrá Participar en los Campeonatos Mundiales, la próxima semana en Chiba (Japón).

"Sólo me gustaría decir que en verdad siento haber interferido a la justicia", expuso Harding en la audiencia con una voz algo temblorosa, de pie junto a su abogado. Sin embargo, pocas horas más tarde emitía un último comunicado asegurando no haber sido informada de la agresión a Kerrigan con anterioridad, sino "sólo unos días más tarde". Norman Frick, sustituto del procurador, lo negó: "Hay algunos datos que permiten deducir que Tonya Harding conocía los hechos antes de que se produjeran. Lo más positivo es que ya ha reconocido que hizo todo lo posible para alcanzar el triunfo en su carrera, sin tener demasiado en cuenta el respeto a los demás".

Esta solución permite a la patinadora, de 23 años, cerrar el caso con una simple acusación de obstrucción a la justicia. Harding se convirtió en la mala de la historia cuando su ex marido, Jeff Gillooly, la inculpó, implicándola directamente en la agresión a Kerrigan, la buena, la víctima. Robert Weaver, abogado defensor, indicó que Harding había intervenido en la agresión para proteger a su marido.

Durante el juicio, Harding admitió atravesar una profunda crisis. "Acepto la ayuda que pueda darme un profesional. Lo más importante para mí es poner en orden toda mi vida", dijo Harding. Nunca tuvo una vida fácil. Su madre se casó seis veces y cambió de domicilio en ocho ocasiones -vivió incluso en una furgoneta- antes de que Tonya cumpliera los 15 años.

Todas estas circunstancias han convertido este rocambolesco asunto en uno de los folletines más seguidos en Estados Unidos. Kerrigan y Harding han recibido numerosas ofertas desde que se produjo la agresión. Harding percibió 600.000 dólares por una entrevista en exclusiva para una revista. Además, varios productores cinematográficos han mostrado interés por la compra de los derechos de esta historia. El próximo 30 de abril la cadena NBC emitirá la película La historia de Tonya y Nancy. Kerrigan, por su parte, firmó contratos por más de un millón de dólares.

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