Foto fija de una cola devota

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Si un helicóptero hubiera sobrevolado la zona donde se agolpaban los fieles que querían besar el Cristo de Medinaceli a eso de las dos de la tarde, su piloto habría visto un reguero de gente en la calle de Jesús, bajar el cordón por Huertas y penetrar por la calle de la Alameda, por donde el gentío se expandía de ocho en fondo hasta la calle de Atocha. Allí la cola subía un par de manzanas: 680 metros de fieles, para ser exactos. Y de los que aguantan en la cola siete horas.Teniendo en cuenta que en cada metro caben cuatro fieles en fila y que el cordón, a su vez, tenía una anchura media de cuatro personas, en la calle esperaban besar los pies del Cristo 10.880 devotos. A ellos había que sumar los que estaban armados de invitaciones con hora -que no funcionaron-, los Esclavos de Honor y Mérito de la Hermandad del Cristo y los de provincias. Otros 150 metros y, por tanto, otras 2.400 personas.

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