"Tenía todos los proyectos del mundo"

Javier Mínguez, director del Banesto, fue un deudo más. Más que consolar recibía consuelo.Mínguez se pasó toda la mañana en la iglesia, en la recámara o cerca del féretro de Antonio Martín. Sólo salió un rato para reponer fuerzas en el bar de enfrente. Y allí se explayó. "No sé qué decir porque todo lo que dices en momentos como éste es como no decir nada". Y acababa recurriendo a lo que todos pensaban: a hablar de un futuro truncado.

"Nunca hay una felicidad completa. Nunca se pueden hacer proyectos. Y Antonio Martín tenía todos los proyectos del mundo. No sólo deportivos. Hoy, por eje...

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Javier Mínguez, director del Banesto, fue un deudo más. Más que consolar recibía consuelo.Mínguez se pasó toda la mañana en la iglesia, en la recámara o cerca del féretro de Antonio Martín. Sólo salió un rato para reponer fuerzas en el bar de enfrente. Y allí se explayó. "No sé qué decir porque todo lo que dices en momentos como éste es como no decir nada". Y acababa recurriendo a lo que todos pensaban: a hablar de un futuro truncado.

"Nunca hay una felicidad completa. Nunca se pueden hacer proyectos. Y Antonio Martín tenía todos los proyectos del mundo. No sólo deportivos. Hoy, por ejemplo, tenía una cita con el agrimensor para ir a medir unos terrenos, aquí, en Torrelaguna, de la familia de su novia. Iba a comprárselos para hacerse ahí una casa. No es que pensara casarse enseguida. Le gustaba ir paso a paso. También llevaba tiempo dando la tabarra a su padre para que le dejara regalarle un coche, pero su padre no quería. Yo creo que ya lo tenía medio convencido de que se hiciera con un Opel Vectra".

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Todo el dolor de Mínguez, el director con el que Antonio Martín pasó al profesionalismo en febrero de 1992, es personal. Y su dolor no es el del jefe que se queda sin el mejor empleado de la empresa. Aún ni siquiera ha empezado a pensar en qué será del equipo una vez perdido al corredor en el que confiaban para el futuro. "Habrá que seguir adelante. No queda más remedio. Igual que los ciclistas tendrán que seguir entrenándose como antes, solos en la carretera".

El lamento de Mínguez era el del amigo. "Lo siento sobre todo por su novia y por su padre. Su padre fue el que le llevaba a entrenarse cuando se metió en esto de las bicis. Él y su novia y toda la familia le daban a Antonio el ambiente ideal para que se desarrollara como ciclista. Porque Antonio era de los pocos que podía hacerlo todo y además lo quería. Y en eso tiene mucho que ver toda su familia".

A Antonio Martín le gustaban los niños. Disfrutaba con ellos. Su casa era normalmente una procesión de chavales del pueblo que se quedaban con la boca abierta ante la vitrina de trofeos y maillots. Antonio Martín tenía un hermano pequeño, David, de diez años. Y éste, con el desconocimiento que tienen los niños hacia la muerte, con su casi indiferencia, lo primero que lamentó cuando supo que su hermano se había muerto fue que ya no tendría los autógrafos de Induráin y Delgado que Antonio le había prometido.

Homenaje

El Club Ciclista Alcobendas ha convocado para hoy una concentración en bicicleta entre Madrid y Torrelaguna, para reclamar medidas que eviten accidentes como el de Martín. La carrera partirá a las 10.00 horas de la Plaza de Castilla. Según un estudio realizado por la Federación de Ciclismo y el Consejo Superior de Deportes, 104 personas murieron en los primeros nueve meses de 1993 cuando circulaban en bicicleta.

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