El otro lado de la realidad

Cinco enfermos mentales forman los jueves Ia tertulia de 'La ventana' en la SER

Todos los jueves, Leopoldo María Panero sale del manicomio de Mondragón (Guipúzcoa) para participar, con otros cuatro enfermos mentales más, en la tertulia de La ventana, el programa que conducen Javier Sardà y el señor Casamajor en la cadena SER.Panero comparte conversación desde San Sebastián con Juan Carlos Colchero, de Radio Sevilla; Begoña Mateos (Bilbao); Santiago Martínez (Santander) y José María Párraga (Murcia). El contenido de la tertulia es el habitual: los deportes, la economía, la política... La diferencia radical con el resto de los programas de debate la constituyen l...

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Todos los jueves, Leopoldo María Panero sale del manicomio de Mondragón (Guipúzcoa) para participar, con otros cuatro enfermos mentales más, en la tertulia de La ventana, el programa que conducen Javier Sardà y el señor Casamajor en la cadena SER.Panero comparte conversación desde San Sebastián con Juan Carlos Colchero, de Radio Sevilla; Begoña Mateos (Bilbao); Santiago Martínez (Santander) y José María Párraga (Murcia). El contenido de la tertulia es el habitual: los deportes, la economía, la política... La diferencia radical con el resto de los programas de debate la constituyen las confesiones propias de los contertulios: "Cuando alguno cuenta cómo ha sido su electrochoque, por ejemplo, el interés de los oyentes aumenta", comenta Javier Sardà.

El periodista asegura que la idea de realizar una tertulia con personas que sufren trastornos mentales le rondaba por la cabeza desde bastante antes de iniciar La ventana. "¿Por qué todas las tertulias tienen que aproximarse a la realidad a partir de gente normal, y no a partir de la subjetividad de los que teóricamente no lo son?", se pregunta. Tras la experiencia, Sardá asegura que sus invitados le dan "buen rollo", y reflexiona: "La locura no es idílica, es bastante triste".

Leopoldo María Panero, que ha pasado desde los 19 años por varios centros psiquiátricos, lleva cinco internado en Mondragón, aunque continúa desarrollando su actividad intelectual. En la tertulia es el que se muestra más desencantado. Cada jueves, llega dos horas antes a la emisora de la SER en San Sebastián. "A mí me hicieron revolucionario a la fuerza", afirma Panero. "A base de torturas me convirtieron en una especie de angelito justiciero, joder, ¡eso es tortura manicomial! Vengo a la radio para salir un poco de allí y olvidarme del autoanálisis y toda esa serie de fantasmas".

Santiago Martínez, de 37 años, con psicosis esquizofrénica, afirma: "Cuando me propusieron venir a la radio me dió un poco de miedo porque nunca lo había hecho y no quería publicidad. Después comprobé que había más gente como yo y ahora me gusta".

Felicidad cero

Para Juan Carlos Colchero, sevillano de 32 años, con psicosis funcional desde hace 17 años, la radio es como una terapia y, aunque dice que le gusta, prefiere dedicarse a la caza y al adiesteramiento de pájaros silvestres que luego lleva a concursos. La más joven de los contertulios, Begoña Mateos, que tiene 26 años y vive en Bilbao, nunca tuvo problemas mentales hasta que hace cuatro años sufrió un aborto. Los médicos le diagnosticaron esquizofrenia paranoica. Begoña es la que se muestra más entusiasmada con su trabajo en la radio, mucho mejor que en su anterior trabajo de peluquera "porque algunas señoras eran inaguantables", dice.Al final de la tertulia, todos hacen un ejercicio sobre el grado de "felicidad" alcanzado durante la conversación, estableciendo una puntuación del uno al diez. Santiago y Juan Carlos lo sitúan en un cinco y Begoña, en un seis. El más pesimista, Leopoldo María Panero, concluye siempre con que su grado de felicidad ha sido cero.

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