Entrevista:

"Madrid tiene muchas golosinas teatrales"

Cada día es Shirley Valentine en el teatro Alfil. Dos horas de monólogos en los que Esperanza Roy, dirigida por Javier Aguirre, su marido, interpreta un baile de personajes que rondan por la vida de esta Shirley, un ama de casa de Manchester que lanza sus desilusiones al aire hasta que da un golpe en la mesa, ahueca la melena y se marcha a Grecia como terapia ante sus infortunios. La rebelión del ama de casa es un tema tan universal que esta comedia de Willy Russell ha tenido sus adeptos por igual en París que en Londres, en cine que en teatro, y, en contra de lo que pueda parecer, la otra...

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Cada día es Shirley Valentine en el teatro Alfil. Dos horas de monólogos en los que Esperanza Roy, dirigida por Javier Aguirre, su marido, interpreta un baile de personajes que rondan por la vida de esta Shirley, un ama de casa de Manchester que lanza sus desilusiones al aire hasta que da un golpe en la mesa, ahueca la melena y se marcha a Grecia como terapia ante sus infortunios. La rebelión del ama de casa es un tema tan universal que esta comedia de Willy Russell ha tenido sus adeptos por igual en París que en Londres, en cine que en teatro, y, en contra de lo que pueda parecer, la otra noche el Alfil no estaba lleno de señoras, sino de gente joven que sabía apreciar el mogollón de llanto y risa que interpretaba esta actriz madrileña que ya está cerca de cumplir 40 años en la escena. Ahora, igual que con las obras La vida perra y La mujer sola, Esperanza es, una vez más, la reina del monólogo. "Estás hablando con la única actriz que, que yo sepa, ha hecho un monólogo en cine,televisión y en teatro... Me da satisfacción porque me digo, mira, no tengo pasaporte americano, nunca gané un Oscar, pero he hecho esto".Pregunta. ¿Puede acostumbrarse uno a no echar de menos a un compañero en el escenario?

Respuesta. No. Hacer entre todos una vida, cada uno un trozo, es mejor. Tener a otro compañero estimula y da mucho calor.

P. Después de estrenar en Madrid comenzó una gira por más de sesenta teatros de toda España. ¿Cómo lleva este. ajetreo?

R. Con el éxito que estamos teniendo no sé lo que va a pasar. ¿Tú crees que al público de Madrid, cuando dice sí, hay que hacerle caso o continuar con la gira por Zaragoza como teníamos organizado? No podemos dejarlo así.

P. ¿Es el público de Madrid el que no se puede dejar cuando está caliente o el público en general?

R. Yo creo que el de Madrid, porque es el más difícil. Fuera de aquí tienen sed de teatro, pero Madrid tiene muchas golosinas, y nos hacemos unos niños que tienen de todo y se hacen maleducados.

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P. ¿No podría haberse adaptado la obra a Madrid en lugar de transcurrir en Manchester?

R. Sería precioso, pero en España todavía preferimos reírnos más del otro.

P. Estará contenta con que no hayan cerrado el teatro Alfil finalmente.

R. Sí, es una alegría que existan estas salas; además, estos chavales son los únicos que me han dejado hacer una sola función diaria.

P. ¿El teatro de Madrid se lleva bien con las navidades?

R. ¡Qué maravilloso que los actores seamos todos tan ingenuos! Cuando falla algo, siempre pasa que nos echamos la culpa a nosotros mismos: claro, es que hay mucha compra; claro, es que llueve; es que la recesión... y cuando viene un éxito decimos, ¡anda!, ¿qué habrá pasado?

P. Usted, como actriz madrileña, tiene derecho a reivindicar algo para su ciudad.

R. Tuve la suerte de encontrarme en mi vida a José Bergamín, que era todo un madrileño, para fuera castizo y noble para dentro. Me hablaba de la gracia de Madrid, que enseguida te hace sentir de aquí..., pero los de fuera son los primeros en aprovechar esto, y luego se desparraman haciendo aquí lo que no harían en su ciudad. Y luego dicen, íay!, es que este Madrid está asqueroso... Yo me troncho de risa.

Yo amo a Shirley Valentine. Teatro Alfil. Hasta el día 9 de enero. De martes a sábado, a las 20.00. Domingos, a las 17.00, día del espectador. Precio: 1.800 pesetas.

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